¡Vaya que Willem Dafoe es un actor talentoso!
Ha incursionado en casi todos los géneros que existen, y en cada una de sus actuaciones nos ha dejado boquiabiertos con papeles que difícilmente se olvidan, desde su primer papel principal en The Loveless, de 1982, pasando por Streets of Fire (1984), To Live and Die in L.A. (1985), Platoon (1986), The Last Temptation of Christ (1988), El Hombre-Araña (2002) y El Faro (2019). Simplemente es imposible cansarse de la cara de este hombre brillante, versátil y todavía muy lejos del retiro.
Sin embargo, a pesar de su vasta y exitosa trayectoria, la etapa formativa de teatro para Willem Dafoe es una que no recibe los reflectores como su paso por el séptimo arte, pero que, sin lugar a dudas, es igual de cautivadora.
William James Dafoe nació el 22 de julio de 1955, como el séptimo de ocho hijos en Appleton, Wisconsin, de un padre médico y una madre enfermera. Los cimientos de quien después adoptaría el nombre Willem se sentarían a muy corta edad cuando abanonó la carrera de artes en la Universidad de Wisconsin–Milwaukee para enrolarse a Theatre X en su natal ciudad, un teatro con quien hizo giras por Estados Unidos y Europa.
Muy pronto, ese ímpetu por seguir actuando frente al público lo haría hacer sus maletas para buscar la suerte en Nueva York en 1976, donde conoció a Elizabeth LeCompte, fundadora de The Wooster Group, quien se convertiría en su compañera y maestra de muchos años.
Junto a Spalding Gray, Jim Clayburgh, Libby Howes y Ron Vawter, Liz LeCompte formó esta compañía de artistas que trabajaban para teatro, danza y medios, una que pronto jugaría un rol crucial en la empleación del uso de tecnología sofisticada, sonidos, películas y videos dentro de la esfera del teatro contemporáneo, y a la que pronto se instalaría Willem Dafoe para crear un ensamble de tiempo complejo.
Completamente decidido de ser un actor de teatro, Willem llegó a Nueva York con toda la intención de trabajar, pero recuerda que se encontró vagando por aulas como The Kitchen y Collective for Living Cinema, pero que no fue hasta que pisó Wooster que se sintió en casa.
Junto a Liz LeCompte, que fue su pareja durante 27 años, Willem apareció en producciones como North Atlantic, The Emperor Jones de Eugene O'Neill, By The Sea, A Wing and a Prayer, The Hairy Ape, y varias otras más en una época donde los artistas que querían hacer un trabajo hacían de cualquier espacio uno de actuación y creativad. El mismo Dafoe recuerda:
"Fue un momento muy emocionante, pero creo que esos días se acabaron, en gran parte gracias al sector inmobiliario, es decir, ese mundo todavía existe, pero se ha vuelto más sofisticado. No pensamos en nosotros mismos como una institución o una empresa, solíamos hacer obras de teatro y trabajos creyendo que era lo último que íbamos a hacer, era emocionante."
Willem Dafoe realmente nunca ha soltado al teatro, pero lo dejó de hacer conforme su figura se fue agrandando en el cine. Los escenarios de Nueva York y Roma los considera su hogar.
Recordando su pasado, cree firmemente que con el tiempo, los que sobrevivieron a esos años de teatro y expresión artística como modelo de sobrevivencia, y se mantienen al día de hoy, se han convertido en instituciones, y quien se decida a estudiar las artes y lo haga a través de grupos como The Wooster Group, que a él le dieron las tablas para salir a mostrar su talento al resto del mundo, también aspirarán a una carrera en la vanguardia.
Para una entrevista a MarketWatch, Willem Dafoe no dudó en confesar:
"Me gusta trabajar en Hollywood, pero también encuentro muchas oportunidades en el cine independiente y en las películas fuera de mi país porque me interesan las historias que no están diseñadas específicamente para una cultura determinada. Lo que me encanta intentar hacer como actor es llegar a la transformación sin importar los recursos, a ese cambio en la comprensión que es lo hermoso de la interpretación, y eso lo aprendí en el teatro."