A través de una obra tan comprometida como personal, Tatiana Huezo pinta el retrato de sus países y denuncia sin descanso los mecanismos del terror, empleando un lenguaje cinematográfico poético y sensible que logra con gran decencia dar contenido a la ausencia, a la violencia y al sufrimiento de familias marcadas por la tragedia.
Fuente: Visions du Réel
Nacida en El Salvador el 9 de enero de 1972 y vuelta residente en México, Tatiana se graduó en la escuela de cine Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y luego cursó una Maestría en Realización de Documentales por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Tras sus primeros intentos, cortometrajes como Arido, de 1992; Familia, de 2004; y Sueño, de 2005; finalmente adquirió el reconocimiento internacional con su primer largometraje, El lugar más pequeño, que trata sobre sobrevivientes de la guerra civil en El Salvador, presentado en 2011 como estreno internacional en Visions du Réel, donde ganó el premio por mejor largometraje.
Sobre la base de ese triunfo, la película fue programada para llegar a más de 80 festivales alrededor de todo el mundo, con lo que la directora se volcó a su trabajo, estrenando en 2015 Ausencias, que se presentó en la Berlinale ganando cuatro premios Ariel presentados por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Un año después del triunfo, el equivalente mexicano de los Oscar, llegó Tempestad, un documental sobre una mujer recluida en una cárcel dominada por el crimen y una madre que busca a una hija desaparecida, el cual también ganó el premio a mejor dirección en los Ariel y estuvo nominado a los Emmy Internacionales.
Gracias al fogueo de su trabajo, los últimos años para Tatiana Huezo han sido de docencia como profesora de cine en diversos contextos académicos internacionales, escritura a través de su libro El Viaje: rutas y caminos andados para llegar a otro planeta, producido por el CCC y DocumentaMadrid, así como de cine con el estreno de su primera película de ficción, Noche de fuego, galardonada con una mención especial en el Festival de Cine de Cannes y una vasta proyección en los cines de México.
De acuerdo a la misma directora, este trabajo respresenta un cambio natural en su búsqueda de presentar una historia conmovedora sobre una dura realidad.
Basada en la novela Ladydi (Prayers for the Stolen) de la autora mexicano-estadounidense Jennifer Clement, Noche de fuego retrata la historia de la pequeña Ana y sus amigas que, como método de defensa ante la violencia en su pueblo obligado a producir amapola por el crimen organizado, se ven obligadas a hacerse pasar por niños.
“Desde que leí el libro intuí que había un material para construir una historia muy poderosa y se me dio la libertad además de hacerla mía y llevarla adonde yo necesitara llevar esta historia”, dijo Huezo en entrevista con The Associated Press.
El trabajo de Tatiana, una realidad del nuevo talento del cine latinoamericano, es el retrato de la impunidad de las personas ante la justicia, una lucha contra el vómito de cifras, imágenes y discursos que invisibilizan a las víctimas convirtiéndolas en números.
Para la cineasta, es fundamental volver a los rostros, al gesto íntimo, a la historia y a la complejidad que la envuelve, a las personas, a sus sueños, a sus dolores y a sus esperanzas, porque quizás entonces a partir de allí podamos regresar a la empatía y a la capacidad de conmovernos.