En la madrugada del 19 de junio de 1867, en Querétaro, al norte de la Ciudad de México, el Emperador de México, Maximiliano, encontró su trágico destino. Ese histórico evento, que marcó el final de un capítulo tumultuoso en la historia de México, fue inmortalizado en una obra maestra del famoso pintor Édouard Manet.
El lienzo, conocido como "La ejecución de Maximiliano" de Manet, captura la intensidad de ese momento crucial en la historia de México.
Maximiliano, un archiduque austriaco colocado en el trono mexicano como títere por Napoleón III de Francia, enfrentó su ejecución junto a dos de sus generales. Este episodio histórico, que tuvo ramificaciones internacionales, fue cuidadosamente recreado por Manet, quien demostró su habilidad para plasmar la profundidad y el drama en su obra.
En la pintura, un pelotón de ejecución compuesto por soldados mexicanos se prepara para disparar al General Mejía, el primer condenado, en un escenario que se asemeja a un paisaje desolado. Manet capta la tensión previa al acto final, con un oficial apenas visible detrás del grupo central dando la orden de fuego. La composición también muestra la mano izquierda de Maximiliano entrelazada con la del General Miramón, cuya mirada se dirige firmemente hacia el pelotón de fusilamiento.
Bouquet de pivoines, Édouard Manet. Foto: Sotheby's
Este icónico cuadro estuvo en el estudio de Manet en el momento de su muerte en 1883, pero había sufrido daños considerables debido a las malas condiciones de almacenamiento. Para preservar la obra, fue dividida en fragmentos, que finalmente fueron reunidos por el famoso pintor Edgar Degas y adquiridos por la National Gallery en 1918.
La ejecución de Maximiliano por Manet no solo es una obra maestra artística, sino que también encapsula un momento crucial en la historia mexicana.
La ambición imperial de Napoleón III en México, la lucha por el poder, y el trágico destino de Maximiliano y sus generales son elementos clave de esta narrativa histórica que se ha convertido en parte del legado cultural de México.
Tête du chien "Bob”, 1876. Édouard Manet. Foto: Christie's
Manet, conocido como el "pintor de la vida moderna," no solo plasmó la vida cotidiana en la Francia del siglo XIX, sino que también se adentró en eventos históricos contemporáneos, como la Guerra Civil estadounidense y la caída violenta de la Comuna de París en 1871. Su enfoque crítico y su capacidad para reflejar la complejidad de la historia a través de la pintura lo convierten en un artista visionario de su época.
La ejecución de Maximiliano de Manet sigue siendo una pieza esencial de la historia del arte que trasciende fronteras y permite a las generaciones actuales y futuras reflexionar sobre los eventos cruciales que dieron forma al mundo que conocemos hoy.