Hay autores cuya vida amorosa daría para escribir miles de libros, este no es el caso de Fernando Pessoa, del que suele decirse que murió virgen (aunque evidentemente, no hay forma de comprobarlo). Pero eso no quiere decir que nunca hubiese estado enamorado.
De hecho, siguiendo esa máxima aristotélica de que lo que se gana en extensión se pierde en profundidad, quizás haya sido uno de los escritores que más haya estado enamorado, pues solo le conocemos un único amor.
Ese fue Ofélia Queiroz, a quien le dedicó numerosos textos y poemas, pero con la que también tuvo una apasionada relación.
Ambos se conocieron en 1920, cuando Ofélia tenía 19 años, y fue a buscar trabajo como secretaria a una empresa de taladros de un primo de Pessoa, que tenía 31.
La propia Ofélia confesaría que esa fue su primera imagen del escritor, y que le costó mucho no echarse a reír allí mismo de él.
Al poco tiempo, ella sería contratada como secretaría, y después empezarían, en palabras de Ofélia, las miradas y el cortejo.
No obstante, todo comenzó el día que Pessoa se pasó por la oficina y le tiró una notita en la que le pedía que se quedara después de trabajar. Fernando comenzó a declararse con las mismas palabras con las que Hamlet se le declaró a Ophelia, y los días siguientes, Fernando actuó con ella como si nada hubiese pasado, hasta que ella le escribió para pedirle una explicación.
Empezaron entonces las cartas, pero también los pequeños regalos esperándola en los cajones, las notitas de amor, las bromas sobre su edad y su pequeña estatura… Todo, según Ofélia, de una delicadeza y una ternura totales.
Ante todo, la relación fue muy discreta, y de hecho, sus familias no llegaron a saber que habían tenido algo.
Cuando ella cambió de trabajo, él la acompañaba en el tranvía y también la iba a recoger. Además, quedaban cada día a cierta hora para que ella saliera a la ventana y lo viera pasear por delante de su casa, en pleno centro de Lisboa. Y es que ella no podía salir sola de casa sin una razón, así que tenían que conformarse con esos furtivos saludos.
La relación duró 9 meses, hasta que él le escribió una carta en la que decía: "El amor pasó… Mi destino pertenece a otras leyes, cuya existencia la pequeña Ophelia ignora, y está cada vez más subordinado a la obediencia de maestros que no permiten ni perdonan".
Lo cierto es que en ese momento el estado mental de Fernando era delicado, e incluso hablaba de ingresar en un manicomio.
Nueve años después, y por azar, recuperaron la relación y volvieron a ser novios, aunque ya no era lo mismo, y los encuentros solo duraron cuatro meses.
Aunque siguieron teniendo una relación cordial, y aunque se piensa que el escritor luso nunca pudo olvidar a su amada, cada uno hizo su vida por su lado, y Ofélia se casaría tres años después de la muerte de Pessoa. Pero como decía, ella recordaba la relación con mucho afecto, y decía de Pessoa cosas como:
"Fernando era una persona muy especial. Todo en su manera de ser, de sentir, incluso de vestir era especial. Pero a esas alturas yo igual no me daba mucha cuenta de eso porque estaba enamorada. Su sensibilidad, su ternura, su timidez, sus excentricidades, en el fondo, me encantaban".
Podemos leer todas las cartas entre Fernando y Ofélia (en portugués) en el libro ‘Cartas de amor de Fernando Pessoa e Ofélia Queiroz‘, de la editorial Assírio & Alvim.