Rotraut Uecker siempre ha considerado -- incluso décadas después de la muerte de su marido -- que su encuentro fue un amor a primera vista organizado por el destino, coordinado y arreglado por casualidad por fuerzas cósmicas que los superaban, pero en el que ambos creían.
Cuando Yves Klein conoce a la joven por primera vez, aún no había cumplido los veinte años. Originaria de Alemania del Este, fue su hermano, Gunther Uecker, nueve años mayor que ella, que se pondrá en contacto con Klein.
Cuando se produce el encuentro, es como un relámpago: se consideran gemelos, hechos el uno para el otro; no se dejarán el uno al otro... ella se convertirá en su compañera, su asistente, su modelo, su musa, su alter ego, y su alma gemela.
Rotraut es de gran belleza, e Yves, era ya un artista muy religioso con una obra ya iniciada basada en un planteamiento místico, en completa contradicción con la interpretación a menudo cruda e irónica que se hace de ella.
Sin embargo, y a pesar de este mismo choque, el artista diría: “la misma relación que yo mantuve con el cosmos, una cierta visión del mundo y una mística del arte, la tuve con Yves; ella y yo teníamos una imaginación común, visiones comunes."
Y así, entre Rotraut e Yves, comienza algo profundamente poético, donde ambos se dejan llevar en un espacio donde se creció, amó y perdió, todo de manera muy rápida.
Rotraut tiene su primera exposición individual en la Galería New Visions Center con gran éxito, no obstante, en 1962, solo seis meses después de casarse, su esposo falleció, y desde entonces, Rotraut ha administrado su cartera y su legado.
En la década de 1970, Rotraut obtuvo una recepción tardía por su trabajo, específicamente por su serie 'Galaxies' con patrones celestiales, y fue invitada a una exposición grupal en el año inaugural del Centro George Pompidou, París.
A partir de entonces, la producción artística de Rotraut se convirtió en escultura en la década de 1990, y sus esculturas monumentales de colores brillantes se han exhibido en todo el mundo desde entonces.
Por otro lado, independientemente de lo que hagas con Klein, místico o autopromotor, visionario o embaucador, fue un artista apasionado y audaz que ayudó a romper la división entre el arte y la vida, incluso después de su muerte.
Es así la fantástica y fugaz historia de amor entre Rotraut Klein-Moquay e Yves Klein, una que se basó en el amor y en la creatividad.