Aquiles Badi fue uno de los pintores poéticos y sensibles de Argentina; un pintor de vistas urbanas, un hombre que nos refleja de manera poética su visión del mundo y donde personajes teatrales, carnavalescos y saltimbanquis, animan con su colorida presencia diversos escenarios urbanos.
Nace en Buenos Aires el 14 de abril de 1894 y viaja tempranamente a Italia junto a sus padres. En Milán estudia en el Regio Collegio Tomasseo en el que obtiene una Licencia Técnica en 1909.
Regresa a su ciudad, tras un breve período en la Academia Bolognini e ingresa a la Academia Nacional de Bellas Artes donde es compañero de Horacio Butler y Héctor Basaldúa, quienes marcarían profundamente su arte.
Fuente: CVAA
Años más tarde, en 1921, tras la muerte de su padre, se pasa a a Italia en compañía de su madre y luego a París, donde se encuentra en Butler, con quien recorre Alemania, Austria e Italia.
En1924 entra a la Academia Julian y luego en el taller de Le Fauconier, y hacia la década de 1930, se une a Raquel Forner, Alfredo Bigatti, Pedro Domínguez Neira, Alberto Morera y Leopoldo Marechal, con quien arma uno de los grupos pictóricos más importantes del país. También se suma a Héctor Basaldúa, Antonio Berni, Horacio Butler, Lino E. Spilimbergo y Juan Del Prete para exhibir en el Primer Salón de Pintura Moderna que se realiza en Buenos Aires, marcando un importante logro para el arte local en esos años
Durante 1935 expone en forma individual en Amigos del Arte, y en 1936, ya de regreso en la capital argentina, abre junto a Horacio Butler el “Atelier Libre de Arte Contemporáneo”. Ese mismo año obtiene el Primer Premio de Composición del Salón Nacional con la pintura Buenos Aires 1936, y le siguen una gran cantidad de palmarés individuales que lo colocan a la cabeza del arte sudamericano.
Permanece en el país hasta 1939, año en que vuelve a Italia, donde se radica un tiempo más. Allí realiza pinturas murales y se dedica a la ilustración de diversas publicaciones entre las que cabe citar La lettura, revista mensual del Nuovo Corriere Della Sera y Martedi, y el semanario literario de la editorial Bompiani. Sin embargo, se mantiene en contacto con el medio artístico ayudando a realizar exposiciones y envíos al Salón Nacional. A la par de este tiempo, siguen los galardones por su fuerte influencia local y global.
Los temas privilegiados por Badi fueron aquellos derivados del mundo de los circos, las ferias y los teatros, así como también las composiciones de resonancias clásicas italianas, no obstante, hay otras que revelan la preocupación por la guerra civil española que el artista comparte con Demetrio Urruchúa y Antonio Sibellino, entre otros artistas argentinos que se ocupan del tema.
El gran artista finalmente fallece en Buenos Aires el 8 de mayo de 1976.
Al final de todos, sus grandiosas pinturas muestran sugestivos paisajes donde el espacio y las figuras que los habitan están inmersos en un clima escenográfico y misterioso, lo que las vincula a los nuevos realismos de los años ’20 y específicamente, a la pintura metafísica italiana.
Esta particularidad, entre tantas otras, es quizás lo que más distingue su obra dentro del contexto general del arte argentino.
Es un artista que se decide por una representación de las formas mediante una concepción esquemática y sintética que evade cualquier tipo de elemento accesorio y una paleta de gamas altas que exacerba la luminosidad de las escenas, asignándoles un inquietante grado de irrealidad; estos elementos plásticos lo alejan de las convenciones de la pintura tradicional y lo aproximan a los lenguajes del arte moderno.