Aunque quiso destacar como escritora, su leyenda ha opacado sus libros y en la actualidad casi nadie sabe que George Sand, quien fue llamada al nacer como Amandine Aurore Lucile Dupin, fue una escritora de lo más prolífica, autora de decenas de novelas y de libros con los temas más excéntricos.
Amandine fue hija de un militar y de una modista parisina. Cuando tan solo tenía 4 años, su padre murió al caer de un caballo, así que esta se fue con su madre a la casa de sus abuelos en París.
Ahí aprendió a leer a los 5 años y desde entonces quedó fascinada con los cuentos de Perrault y con la mitología. A partir de ese momento decidió estudiar latín y griego, así como historia, música y geografía.
Para cuando tenía 12 años ya era una niña sumamente culta, con una sensibilidad muy especial. Su abuela, quien le profesó un gran amor decidió internarla en un colegio de monjas, donde pasó tres años de absoluta felicidad.
Como era muy creyente, sus compañeras y las hermanas le festejaban sus escritos. Pero todo cambió cuando a los 17 años decidió suicidarse. Resulta que su abuela había enfermado y pasaba casi todo el día dormida. Era tanto lo que Amandine la quería, que poquito a poquito fue sumiéndose en una profunda melancolía.
Cuando Amandine tenía 18 años, murió su abuela. Quizá por esa razón, poco tiempo después decidió casarse con Casimire Dudevant, con quien tuvo dos hijos, Maurice y Solange.
Luego de 10 años, su matrimonio comenzó a decaer, Amandine se sentía sola, así que decidió irse a París. Pero en esta ciudad era imposible vivir sola si no se contaba con una buena fortuna.
Frecuentemente, Amandine se acordaba de la frase de Balzac: "No se puede ser mujer en Francia si no se tienen 25 mil francos de renta". Ante su precaria situación económica, un día su madre le contó que cuando había sido joven y su padre no había tenido dinero, decidió vestirse de hombre y así iban al teatro, logrando economizar mucho.
Así que no lo pensó mucho y se puso su levita y sus pantalones grises. Comenzó a usar sombrero y corbata de lana. De acuerdo con lo escrito con la propia Amandine, el vestirse de hombre le daba libertad para caminar, muy cómodamente con sus botas, por todo París y así fue como concluyó que era mucho más fácil ser hombre que mujer.
Nadie se fijaba en ella y podía entrar al museo y a los teatros completamente inadvertida. No obstante, Amandine se vestía a veces de mujer.
Cuando quiso publicar su primera novela, su suegra, la baronesa Dudevant le prohibió poner su apellido de casada sobre la tapa de sus libros impresos.
Como Amandine ya entonces había tenido un amante escritor, Jules Sandeau, con quien había escrito una novela, decidió tomar su apellido y deformarlo: "Sand".
También vale la pena subrayar que, por esa época, era famoso un asesino de apellido Sand, que había matado a un dramaturgo alemán.
"Como mis novelas fueron muy criticadas, pensé que era una cobardía cambiar mi seudónimo", escribió. De ahí que Amandine decidiera llamarse para siempre George Sand.
George Sand decidió vivir su vida con toda libertad, algo totalmente impensable en pleno Siglo XIX. Sin duda, su esposo no soportó que ella escribiera, que viviera sola y que se llevara sumamente bien con personajes como Balzac.
Hay que admitir que George Sand, más que como escritora, ha pasado a la historia como la amante de tres genios: Prosper Mérimée, Frédéric Chopin y Alfred de Musset. Ella escribió sobre los tres, novelas que se volvieron polémicas.
Lo que verdaderamente escandalizaba a sus contemporáneos no eran los amores de George Sand con grandes artistas sino que era una baronesa que presumía de trabajar, lo que en aquel tiempo esto era una verdadera afrenta social.
Desafortunadamente la posteridad no ha sido nada justa con George Sand, pero con su abierta y excéntrica forma de vivir abrió paso a innumerables artistas mujeres del Siglo XX y XXI.