Para el artista turco-estadounidense Refik Anadol, los datos, como para algunas empresas, resultan el activo más valioso para poder crear sus alucinantes obras de arte.
Anadol da vida a espectaculares instalaciones multimedia haciendo uso de la inteligencia artificial para así poder visualizar interesantes y muy diversos conjuntos de datos.
El resultado final, que es lo que el espectador ve en pantallas gigantes o proyectado en paredes o edificios enteros, puede ser equiparado hasta cierto punto con una especie de puntillismo “inteligente”.
Este artista también ha empleado la tecnología para mirar hacia dentro del ser humano, es decir, comprender cómo es que funciona parte del cerebro, lo que dio pie a una serie de sensacionales y súper personales creaciones.

Después de descubrir que su tío no lo podía reconocer debido a la aparición de la enfermedad de Alzheimer, Refik Anadol se asoció con neurocientíficos para recopilar la mayor cantidad de datos posibles sobre el tema.
Los científicos utilizaron un sombrero con electrodos para capturar la actividad cerebral de las personas cuando se topan, visualizan y reflexionan sobre los recuerdos de su infancia.
Luego Anadol decidió convertir dichos datos en fluidos que se encuentran en una especie de movimiento hipnótico para luego sencillamente proyectarlos en una gigantesca pantalla LED.
Por lo tanto podemos decir que el objetivo del trabajo artístico de Refik Anadol es el de mostrar, desde una inusual e impactante forma, la simbiosis entre personas y máquinas.