Yukio Mishima es un novelista considerado entre los mejores escritores de su país cuya vida resulta fascinante por haber sido tan excéntrico.
Resulta que Mishima decidió quitarse la vida a los 45 años en una extraña ceremonia ritual.
Por un lado fue uno de los novelistas más admirados del mundo y por otra fue un gran cultivador de la fascinación por la forma de vida de los samuráis, de ahí que tuviera un cuerpo perfecto que cuidaba hasta la obsesión.
Esa fue la razón por la que a Yukio Mishima le gustaba fotografiaba casi desnudo, con su sable y posando en actitud de lucha.
Resulta que el origen de dicha obsesión tuvo origen en su familia que llevaba muchas generaciones relacionada con los samuráis.
El padre de Mishima era ministro de Pesca, pero quien realmente influyó en su personalidad fue su abuela. Toda su infancia la pasó con ella, una mujer de carácter difícil, tiránica y extravagante, además de histriónica.
En un punto de su vida, esta mujer se vio incapaz de bañarse, así que a Yukio Mishima no le quedó de otra más que aprender a darle sus medicinas, curarle sus llagas y hasta a llevarla al baño.
Otra de las cosas que resultan peculiares es que obligaba a Mishima a vestir de niña, lo que lo marcó profundamente y definió respecto a su relación con la belleza y la sexualidad.
Desde siempre, la belleza fue para el joven escritor, autor libros como de Nieve de primavera, El pabellón de oro y caballos desbocados, un asunto complejo y doloroso.
Yukio Mishima fue el primer escritor japonés en hablar públicamente de la homosexualidad.
Fue un lector muy atento de la literatura occidental y, en sus libros, dejó ver a la perfección la admiración que tenía por los antiguos griegos. Un aspecto que le llamaba mucho la atención era que los guerreros de Grecia peleaban en parejas, y que entre ellos se manifestaban un gran amor, como en el caso de Aquiles y Patroclo.
En cuanto a su relación con la belleza todo lo que podemos decir es que fue bastante extraña. Creía que la belleza era algo tan doloroso que había que matarla y profanarla.
Por eso no extraña que quisiera destruir su propia belleza antes de que la vejez y la decadencia lo hicieran por él.
Expertos en su vida aseguran que Mishima pasó seis años planeando su muerte, pues sin duda sería el momento cumbre de su existencia.
Resulta que un día, vestido de samurái, entró junto con cuatro amigos a la oficina del general Mashita, jefe del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensa del Japón.
Como el novelista era miembro de esas fuerzas, no tenía nada de raro que entrara al lugar, pero a Mashita le llamó la atención que portaran sus espadas, las cuales estaban prohibidas en público.
En minutos, secuestraron al general, pues Yukio Mishima deseaba hablar ante 5 mil personas. El asunto se complicó y lo dramático para él fue que la gente solo lo insultó, sin escuchar lo que decía.
Mishima tenía preparado un suicidio ritual, por lo que se hizo una serie de cortes con su espada. Uno de sus amigos, que además era su amante, lo acuchilló en la nuca, y luego también se suicidó.
Esto ocurrió el 25 de noviembre de 1970. Todo Japón se horrorizó con el espectáculo tan sangriento e incomprensible, pero desde entonces la historia de Yukio Mishima fue tan conocida como las obras a las que dio vida.