El ruso Aristarj Lentúlov fue un artista de vanguardia que en su obra apostó por una explosión de colores, una característica que marcó su obra.
Nacido en 1882, Lentúlov quiso ser artista, pero no aprobó sus exámenes de ingreso en la Academia de Artes de San Petersburgo en 1907, no obstante, a pesar del sentimiento derrotista que lo acompañó tantos años, no se desanimó y se convirtió en autodidacta.
Su inicio se caracterizó por tener un estilo audaz, y si bien su obra era mirada con recelo porque no corría por los cánones academicistas, el artista, ilustrador y escenógrafo Dmitry Kardovsky vio en el joven algo diferente y se convirtió en su apoyo principal, incluso consiguiéndole un lugar en la academia prestigiosa de San Petersburgo, que le dio pie a llegar después a la Académie de la Palette de París, donde conoció y aprendió de la mano de Henri Le Fauconnier, inicialmente influido por el cubismo, pero que luego se apartó de él para realizar pinturas más expresionistas, un terreno a donde introdujo a sus alumnos, incluyendo a Lentúlov.
Mujer con guitarra, 1913. Fuente: Exposición de Mónaco: Palace Editions Europe
Con su inmediata presencia en la escena parisina, Lentulov luego estudió en los institutos de arte de Penza de 1898 a 1900, y luego en el de Kiev, de 1903 a 1905. En el invierno de 1911-12, Lentulov se empezó a codear con la meca de los artistas de vanguardia rusos, y trabajó durante un tiempo con el cubista Jean Metzinger, quien lo introdujo al grupo Jack of Diamonds, que cofundó con Mikhail Larionov, Natalya Goncharova, Pyotr Konchalovsky y otros en 1909.
Con la notoriedad que trajeron las exposiciones, la década de 1910 fue para Lentulov un periodo de productividad creativa y experimentación. Se sintió atraído por el orfismo, y bajo la influencia del artista francés Robert Delaunay, con quien entabló una gran amistad, pintó obras alegóricas, como Representación de la guerra, y sus numerosos paisajes de la ciudad de Kislovodsk, Rusia, en 1913. Algunas de estas pinturas que rayaban en la no objetividad, sorprenden por su monumentalidad y su capacidad de detalle.
Su estilo personal tomó forma hacia mediados de la década de 1910, cuando sintetizó los conceptos espaciales del cubismo, el color del fauvismo y los patrones decorativos del arte popular.
Su estilo fue tan imponente que alcanzó su punto máximo en varios paneles de imágenes con representaciones decorativas de cuentos de hadas de hitos de la antigua arquitectura de Moscú, como la Catedral de San Basilio el Bendito, en 1913, Campanas, de 1915; y La Bóveda del Cielo, del mismo año, 1915.
El amplio uso que hizo Lentulov del collage de láminas de oro y plata fue distinguiendo sus pinturas brillantes y coloridas del resto de sus compañeros. Dicha técnica dio a las pinturas un elemento de luminiscencia y misticismo icónicos, inspirando a varios nombres que luego fueron titulares de la pintura rusa contemporánea.
El éxito del notable maestro pintor se vio interrumpido por la Revolución Rusa de 1917, que significó un importante cambio de identidad para el país, una transición a través de factores internos, como el sistema social, la forma de gobierno, la estabilidad económica, y de los externos, como la lucha por el poder, las relaciones entre estados, la interdependencia, por nombrar algunos.
En 1914 se traslada a Ámsterdam, donde con el concurso de varios pintores y literatos holandeses organiza el grupo Señal, que alcanzó su apogeo en 1916, que proclama el retorno a la naturaleza y la adopción del expresionismo simbólico. En este tiempo que su arte estaba frenado, asistió a muestras colectivas en compañía de pintores rusos y holandeses.
Después del estallido del conflicto, Lentulov participó activamente en el desarrollo cultural de la nueva Rusia y su política artística, por lo que diseñó las decoraciones de Moscú para el primer aniversario de la revolución, en 1918.
Pintó murales monumentales para lugares como el Café de los Poetas y trabajó en escenografías teatrales y enseñó arte en instituciones de arte de 1920 a 1930, creyendo que era el momento más importante de definir su postura e inculcarla a su alumnado. También ayudó a fundar el Sociedad de Artistas de Moscú, que se formalizó en 1926.
Conocidos como los Wanderers o The Itinerants, el grupo de pintores realizaron actividades educativas activas y aseguraron la comercialización de sus obras.
En las décadas de 1920 y 1930, Lentulov se interesó cada vez más por la pintura de la naturaleza, y el uso de elementos decorativos en sus pinturas prácticamente desapareció, aunque mejoró su técnica en cuanto a percepción y cuidado a la profundidad, realizando sus mejores paisajes de finales de la década de 1920, todos impregnados de tragedia, lo que refleja la contradicción que sentía entre cumplir los dictados de la era estalinista y su propia inclinación hacia un tipo de arte diferente.
Murió 15 de abril de 1943 trabajando en su estudio, donde todavía era maestro y figura querida entre todo el grupo de alumnos que atendía.