El coronel Amelio Robles fue ejemplo de valentía, fuerza y conocimiento en el manejo de armas mientras estuvo en el ejército zapatista durante la Revolución.
Le gustaban las mujeres, el alcohol y el tabaco, además de que era malhablado, autoritario y renuente a la autoridad familiar.
Solo había un detalle que lo hacía diferente al resto de sus compañeros: Amelio, en realidad era Amelia.
Robles nació en 1889 en Xochilapa, Guerrero, y fue registrada como Amelia Malaquías Robles Ávila, en una familia de rancheros. Desde pequeña demostró destreza como jinete y habilidad con las armas. Y lo que en su entorno era visto como curiosidad o rebeldía, en el ejército eran habilidades esenciales y realmente valoradas.
Al término de la contienda armada, Amelio Robles continuó ostentándose como varón y sostuvo su identidad masculina a lo largo de su vida, en su actividad pública y en la esfera privada, durante la vejez y la enfermedad.
En el Archivo Casasola existe una imagen, que data de 1915, en la que luce traje oscuro, sombrero y pistola a la cintura; además, lleva un cigarro, en una época en que el tabaco era símbolo masculino.
Robles decía que en la guerrilla había descubierto la sensación de ser completamente libre. Comenzó a dirigir tropas desde que se incorporó a las filas zapatistas y llegó a tener a su cargo a más de 300 hombres a la vez.
Las andanzas de Amelio quedaron registradas de su puño y letra en una especie de bitácora de guerra, documento que es resguardado por su familia.
De acuerdo con ese diario, sus actividades revolucionarias comenzaron en 1911, cuando participó en una agrupación maderista como tesorero, cargo que le permitió viajar para conseguir dinero para la causa.
Robles abandonó el Ejército Libertador del Sur en noviembre de 1918 y reconoció al régimen de Venustiano Carranza.
Después de la Revolución, continúo activo en coyunturas históricas. En 1924 apoyó con las armas al gobierno obregonista contra la rebelión delahuertista.
En 1955, inició trámites ante la Sedena para ser reconocido como veterano y obtener la condecoración del Mérito Revolucionario, que obtendría en 1970 y 1973, respectivamente.
A finales de 1973 recibió un apoyo económico por cerca de $10 mil pesos, pero se le negó la pensión vitalicia, pues, para fines prácticos, el ejército zapatista solo era parte del pueblo en armas.
Robles murió el 9 de diciembre de 1984, a los 95 años de edad. En su lecho de muerte, pidió dos gracias para su funeral: ser despedido con honores por sus méritos militares y que la vistieran de mujer para presentarse ante Dios.