Uno de los artistas coreanos más importantes del siglo XX es Yun Hyong-Keun, no solo por ser un estandarte del movimiento Dansaekhwa, sino por lograr a través de su método, el recuerdo de las técnicas tradicionales coreanas por medio de un juego con el vacío.
Nacido en Miwon-ri, Chungcheongbuk-do, Corea en 1928, recibió su BFA de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Hongik, Seúl, en 1957. Durante la década de 1960, se asoció con el influyente movimiento de pintura monocromática, Dansaekhwa, donde se hizo un artista que experimentó con las propiedades físicas de la pintura y priorizaron la técnica y el proceso.
En gran parte motivado por la escasez de materiales tras la Guerra de Corea, llevada a cabo de1950 a 1953, el relativo aislamiento del país del mundo del arte internacional llevaron a los artistas a construir sus propios conjuntos de reglas y estructuras en relación con la abstracción, con los que Yun resaltó gracias a su paleta restringida de ultramar y umber.
Conforme avanzaron los años, Yun Hyong-Keun creó sus composiciones distintivas agregando capa tras capa de pintura sobre lienzo o lino crudo, a menudo aplicando la siguiente capa antes de que la última se hubiera secado. Luego diluyó los pigmentos con disolvente de trementina, permitiendo que se filtraran en las fibras del soporte, tiñéndolo de manera similar a la tinta tradicional sobre papel absorbente.
Trabajando directamente en el piso de su estudio y a través de esta forma, el artista coreano produjo arreglos simples de bandas verticales intensamente oscuras rodeadas de áreas intactas, resultando en obras hipnotizantes, tenebrosas y engmáticos que giran en torno a un juego entre presencia y ausencia, logrando el éxito no solo en su país, sino en Nueva York, donde en 1974, conoció el trabajo de artistas estadounidenses de posguerra, incluido Mark Rothko, lo que lo llevó a explorar más a fondo formas de dividir el espacio pictórico.
Dicha fisicalidad inherente de sus obras impresionó a varios artistas internacionales, entre ellos Donald Judd, quien invitó a Yun a exponer en sus espacios de Spring Street en Nueva York y Marfa, Texas, durante la década de 1990, lo que sería la primera presentación individual dle artista en los Estados Unidos.
Yun Hyong-Keun y Donald Judd. Fuente: Axel Vervoordt Gallery | Judd Foundation in New York
Desde entonces, todo lo que haría Yun sería simbólicamente conectado con el mundo natural, por lo que trabajó sobre lino sin imprimar, sin blanquear y papel morera, creando superficies absorbentes de color marrón variado cuyas fibras son visibles en el primero y vulnerables en el segundo, lo cual además le dió la distinción de artista naturalista.
En enero de 1977, bien entrado en el éxito internacional pero también en el reinado brutalmente represivo del presidente Park, Yun escribió en su diario: "La premisa de mi pintura es la puerta del cielo y la tierra. El azul es el color del cielo. El marrón es el color de la tierra. El portal da estructura a la composición."
Habiendo sobrevivido a la ocupación japonesa, la guerra de Corea, la ley marcial, un arresto, la tortura y una fuga del pelotón de fusilamiento, Yun desarrolló una forma de pintar en la que la afirmación y la auto-cancelación se han vuelto inextricables. Para él, trabajando con medios reducidos y pintando pasarelas negras, encontró una forma de vivir y seguir adelante, dando vida a una pincelada auto-cancelable tras otra.
A veces, la densidad de su tono negro se vuelve impenetrable y similar al carbón. La pobreza de sus pinturas es digna y nunca pide la simpatía del espectador. Las formas comienzan en el borde inferior de la pintura y ascienden por la superficie, llegando a la parte superior en algunos casos, pero ciertamente no en todos. De este modo, sus portales se vuelven mudos, siluetas sin nombre e irrepetibles.
Al final, sus lienzos son para aquellos que reflexionarían sobre ese compromiso en lugar de mirar una obra solo para registrar lo que se ve y luego seguir adelante. Como dato curioso, una de las cosas más fascinantes de las exposiciones de Yun es que nadie se toma una selfie al estar parado frente a una de sus pinturas, lo que bien podría significar un gran logro en esta época.
A pesar de su fallecimiento en 2007, su sensibilidad coreana de reflexión y meditación sigue viva por medio de exposiciones en recintos como el National Museum of Modern and Contemporary Art, Munheon Gallery, Artsonje Museum, Inkong Gallery y la Jean Brolly Gallery, entre varias otras.
"What is painting? I still really don't know the answer. Is it a mere trace from combustion of life? I think one's ego is more freely and definitely expressed in the world of unconscious. the more one tries to express oneself, the ego becomes self-conscious, hence, the expression becomes contrived. Therefore, I don't think there can be answer to painting. I have no idea as to what I should paint, and at which point I should stop painting. There, in the midst of such uncertainty, I just paint. I don't have a goal in mind. I want to paint that something which is nothing, that will inspire me endlessly to go on."
-- Yun Hyong-Keun, 1976