Pocas personas saben que el titán literario Jorge Luis Borges tuvo una hermana, y menos aún que Leonor Fanny Borges Acevedo, nacida en 1901, más conocida bajo el seudónimo de Norah Borges, fue una aclamada artista por derecho propio, que surgió en la década de 1920 como una de las pioneras del arte moderno.
En muchos aspectos, Norah fue para Jorge Luis lo que la aclamada artista de Bloomsbury, Vanessa Bell, fue para su hermana, Virginia Woolf.
Durante su vida, Borges ilustró cerca de ochenta libros, incluidos algunos de su hermano, además de ilustraciones editoriales para un número de revistas de vanguardia pertenecientes al ultraísmo, el primer gran movimiento de vanguardia en España, formado por un ecléctico grupo de escritores y artistas influidos por el futurismo italiano.
Norah y su hermano, Jorge Luis Borges. Fuente: Clarín
Estudió en Suiza a causa del tratamiento que su padre realizaba allí contra la ceguera, aquella misma enfermedad que heredaría el escritor. Luego se instaló en España, donde tuvo la posibilidad de frecuentar los círculos intelectuales de la vanguardia ultraísta de los años 20, cuyo objetivo era la renovación de los postulados literarios; algunos de sus elementos: el uso exagerado de metáforas, tecnicismos, neologismos, odas a los nuevos inventos de la época, una distinta disposición de las palabras para que los poemas, por ejemplo, formaran a su vez figuras abstractas.
En resumen, la pintura de Norah parece surgida de una vez y para siempre: sin evolución, sin cambios, inalterada e inalterable, alegre, con la serenidad de quien vive en la eternidad.
Sus conmovedoras pinturas y dibujos, que se recopilan en Norah Borges: Obra Gráfica, abarca más de siete décadas y no es nada corto de impresionante.
“En todos nuestros juegos era ella siempre el caudillo, yo el rezagado, el tímido, el sumiso. Ella subía a la azotea, trepaba a los árboles y a los cerros. Yo la seguía con menos entusiasmo que miedo”, dijo una vez Jorge Luis para describir parte de la personalidad de su única hermana, la artista plástica de la familia.
Pero si bien fue ella quien vivió eclipsada por el talento y trascendencia universal de su hermano, ese mismo desplazamiento le permitió vivir fuera de la atención pública y tomar un perfil más bajo para trabajar sin presiones ni condicionamientos.
Al final de todo, Norah, esposa del crítico y poeta español Guillermo de Torre, fallecida el 20 de julio de 1998, en Buenos Aires, Argentina, fue una rara excepción en la historia del arte argentino, pues su presencia en las décadas de auge de la vanguardia internacional le permitió acompañar personalidades de la actualidad de Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Gabriela Mistral, y los jóvenes poetas de la renovación de España y Argentina, por lo que, como mínimo, establecen un diálogo plástico con los movimientos artísticos de aquellos años.
Su desarrollo artístico personal cruza las formas de la modernidad con un lenguaje propio.
A lo largo del siglo XX, en contacto con la vida literaria de su época, ilustró los primeros libros de escritores como Victoria y Silvina Ocampo, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares, Eduardo Mallea, Ricardo Molinari, Concha Méndez Cuesta, Carmen Conde , Rafael Alberti, y los chilenos Luis Enrique Délano y Humberto Díaz Casanueva.
También realizó ilustraciones para las revistas de vanguardia españolas "Grecia", "Ultra" y "Baleares", y fue una destacada colaboradora de las publicaciones argentinas "Prisma", "Proa", "Martín Fierro" y "Evaluaciones", entre otros.
"En mis cuadros, he pintado jovencitos silenciosos que viven esperando el amor. Y el amor no les llega en mis cuadros, pero ellos lo están esperando. Eso pinto."