Semyon Faibisovich es uno de los primeros artistas hiperrealistas en Rusia; adquirió fama mundial gracias no solo a su increíble talento, sino a su visión crítica que manifestó desde sus primeras pinceladas, unas que se levantaron contra la Perestroika.
Semyon nació el 10 de febrero de 1949 en Moscú, y entre 1959 y 1964 estudió en la Escuela de Arte Krasnopresnenskaya. Después entre 1966 y 1972 en el Instituto de Arquitectura de Moscú, pero tras ver que el arte era difícil de mantener, de 1972 a 1988 se dedicó a ser arquitecto, por lo que a partir de 1976 participó en exposiciones en Malaya Gruzinskaya, presentando sus primeras obras, que no fueron en un lienzo com pintura, sino en papel y materiales orgánicos.
Finalmente, en el otoño de 1985, los comerciantes de Nueva York lo notaron; entre ellos Phyllis Kind, que encantada con la visión de ruso, lo invitó desde 1987 a constantemente participar en exposiciones internacionales en los Estados Unidos, luego en Europa Occidental y en todo el mundo, a la par que descubría su verdadera pasión: la pintura.
Hiperrealismo depresivo en las pinturas de la Perestroika de Semyon Faibisovich. Fuente: Pictolic
Desde los años 70, el artista se decidió por trabajar con el tema de la vida cotidiana, primero representando fragmentos de la vida cotidiana en trompe l'oeil, luego gente soviética en el metro, tranvía como una manifestación festiva. Como base para llevar a cabo su obra, el artista primero tomaba fotografías y luego las llevaba al estudio para trabajarlas bajo varios efectos ópticos. Finalmente las retocaba con pintura, creando cuadros donde se hace difícil decir inmediatamente si se trata de una pintura o una fotografía intervenida.
Su primer ciclo de obras se mostró en la exposición Evidence, de 1993 en el Galería Ovcharenko. En 1995, después de la exposición Farewell Anniversary, el artista suspendió la pintura hasta 2008, cuando en la exposición Comeback presentó una serie de obras con una nueva técnica, imitando una toma borrosa de la cámara de un teléfono defectuoso.
En su cuerpo de trabajo, Faibisovich se preocupa no solo por las imágenes residuales sino también por otros fenómenos intraoculares: por los caprichos de la visión estereoscópica, que provocan una fragmentación cubista de la unidad visual; y por los llamados "flotadores". Estos se ven como motas, hebras, redes u otras formas frente al ojo.
Sus obras de la época de los 80 constituyen una auténtica crónica de esta época. Transmiten moral general: tensión, fatiga, incertidumbre. la gente común esa vez, ciudadanos comunes de la URSS durante la Perestroika.
En los años 90, el contexto social no desaparece de la obra de Faibisovich, pero aparecen en él rasgos diferentes, dado que la vida en su país se hizo cada vez más agitada. Aparecen nuevos estándares en la vida, una nueva comprensión del éxito, la belleza y la felicidad, y el artista gira hacia un enfoque más personal.
De esa manera da pasa a enfocarse en lo que él llamó "sus héroes", ya que en obras como Razgulyay, de 2009, y La vida de un perro, de 2011, y Kazansky V de 2013-2014, se centra en personajes marginales, habitantes de estaciones de tren y animales sin hogar; es decir, todos los que quedaron atrás.
Al final, el trabajo de Semyon Faibisovich se reduce a usar la cámara como la grabadora de escenas que luego proyecta sobre un lienzo desnudo; de ahí, el artista adapta, reproduce, agrega textura, y colorea la imagen, dando paso a sus simples aunque complejos espejos de la vida.
Colaborando con diversos artistas y volteando a retratar su propia realidad, pasada y actual, Semyon sigue lanzando proyectos, lo que incluye una destacada retrospectiva en la Galería Tretyakov, en 2019.