Si parte de la historia moderna tuviera que contarse solo con imágenes, los retratos de Yousuf Karsh serían el elemento ideal para hacerlo.
De origen armenio, Yousuf Karsh nació el 23 de diciembre de 1908 en Mardin; escenario de la invasión y tortura turca a partir de 1915; suceso que legó al prominente fotógrafo una sensibilidad única derivada de los claroscuros de la persecución y la paz.
En 1922 la familia de Karsh logró huir a pie en medio de una caravana beduina y kurda hacia Alepo, Siria, en donde intentaron reconstruir su vida; no obstante, al cumplir 17 años Yousuf llegó a Quebec para encontrar una oportunidad real de crecimiento en libertad.
“Solo aquellos que han visto destruidos sus ahorros y posesiones de toda una vida pueden comprender cuán grandes fueron los recursos espirituales de los que mi padre debió haber recurrido. A pesar de la lucha continua, encontró los medios para enviarme con mi tío Nakash, a un continente que no era más que un espacio vago en el mapa de un colegial”, escribió en su autobiografía.
El tío George Nakash era un fotógrafo de reputación establecida que vivía en Sherbrooke y dotó al joven armenio de hogar, estudios y cariño.
Aprendiz de su tío y del destacado retratista John H. Garo en Boston, Yousuf se adentró al mundo de la fotografía y el arte, al estudiar también la obra de Rembrandt y Velázquez.
Sobre esta etapa, el fotógrafo relató: “Aunque nunca aprendí a pintar, ni siquiera a hacer un dibujo justo, aprendí sobre iluminación, diseño y composición. En la Biblioteca Pública, que era mi otro hogar en Boston, me convertí en un lector voraz de humanidades y comencé a apreciar las mayores dimensiones de la fotografía”.
La práctica constante para lograr una impresión perfecta lo arrojó a los brazos de la maestría, mientras se rodeó de numerosas personalidades interesantes, como Arthur Fielder y Serge Koussevitzky, quienes asistían a las reuniones festivas organizadas por Garo.
Primeros pasos y consolidación de su carrera
Hacia 1931 llegó a Ottawa para establecer su primer estudio fotográfico y enfocarse en el retrato, estimulado por la noción de experimentar y encontrar su propia voz en el arte.
Poco después conoció a BK Sandwell, editor del periódico Saturday Night y, tras entablar una cercana amistad con él, comenzó a publicar en las páginas del diario.
Su alcance en el mundo cultural creció paulatinamente, y en cuestión de tiempo era el fotógrafo del Ottawa Little Theatre, en donde se acercó a las posibilidades ilimitadas de la luz artificial sobre la superficie corporal de los actores y el espacio.
“Los estados de ánimo se pueden crear, seleccionar, modificar, intensificar. Me emocionó este medio de expresión, este método de interpretar la vida; se me abrió un mundo nuevo”, narró Yousuf.
De fotografiar a actores locales, Krash pasó a retratar a personajes vinculados al poder, como Lord Tweedsmuir o el primer ministro de Estados Unidos, Mackenzie King.
A principios de 1943 retrató a Winston Churchilll en Londres, y de ahí solo fue crecer y colaborar con círculos más selectos, entre ellos George Bernard Shaw, arzobispo de Canterbury, y la familia real británica.
Con un portafolio internacional en su poder, Yousuf Karsh se dedicó a vivir para y por la fotografía, y se familiarizó con diversos círculos en los que inmortalizó a un sinnúmero de celebridades: Albert Einstein, Andy Warhol, Audrey Hepburn, Dwight Eisenhower, Jaqueline Kennedy Onasis, Georgia O’Keeffe, Pablo Picasso, Humphrey Bogart, Fidel Castro, Ernest Hemingway, la Madre Teresa de Calcuta, Grace Kelly, entre otros.
Su visión personal y laboral, durante la segunda mitad del siglo XX, las encaminó a buscar “la grandeza del espíritu” y luchar por la perfección.
Acerca de su prolífica producción advirtió: “Me ha mantenido joven de corazón, aventurero, siempre buscando y siempre consciente de que el corazón y la mente son los verdaderos objetivos de la cámara". Falleció el 13 de julio de 2002 en Boston, a la edad de 93 años.
Sus obras residen en numerosos museos, algunos de ellos son: la Galería Nacional de Canadá, el MOMA y el George Eastman House International Museum of Photography and Film.
“La máscara que presentamos a los demás y, con demasiada frecuencia, a nosotros mismos puede levantarse sólo por un segundo, para revelar ese poder en un gesto inconsciente, una ceja levantada, una respuesta de sorpresa, un momento de reposo. Este es el momento de grabar”. – Yousuf Krash