Robert Mapplethorpe, el gran fotógrafo del erotismo y la cultura neoyorquina de los años ochenta, mantiene su atracción magnética e influencia artística en el mundo del arte a 31 años de su ausencia.
Originario de Floral Park, Nueva York, Mapplethorpe nació el 4 de noviembre de 1946 en el barrio de Queens, del que refirió: “Era un buen lugar del cual venir y era un buen lugar para irse”.
Alumno del Instituto Pratt (1963-1970) –en donde estudió dibujo, pintura y escultura–, desde joven experimentó con diversos materiales en collages de técnica mixta, incluidas imágenes recortadas de libros y revistas; todo ello bajo la influencia de artistas como Joseph Cornell, Andy Warhol y Marcel Duchamp.
Ferviente admirador de las imágenes en una sola tinta, Robert incursionó en la fotografía mediante una cámara Polaroid que heredó del cineasta Sandy Daley hacia la década de1970.
A partir de la cual creó un lenguaje visual, único e intuitivo, con el que exploró su lugar en el mundo, de modo poético, físico y espiritual.
Mismo que lo encaminó hasta los muros de la Light Gallery, en donde montó su primera exposición: Polaroids.
Esta muestra abrió brecha para que, los siguientes años, se equipara con una cámara Hasselblad de formato medio y retratara, en video y fotografía, a su círculo de amigos y conocidos más cercano.
El cual incluía a artistas, músicos, miembros de la élite, estrellas de cine y personajes de la cultura underground.
Mapplethorpe, sinónimo de misticismo y libertad
Mundialmente conocido por sus fotografías en blanco y negro de gran formato en las que cuestionó metafóricamente el significado de la desnudez y su representación, Robert fue pieza significativa de los nuevos valores estadounidenses que confrontaban el conservadurismo.
Por lo que se enfrentó, en vida y de manera póstuma, a la censura y a diversos señalamientos que buscaban encasillarlo en los términos de pornográfico, impúdico y depravado.
En este sentido, la muestra de mayor inconformidad hacia su obra fue la que protagonizó la galería Corcoran Washington en junio de 1989, poco después del fallecimiento del artista. Cuando decidió cancelar la exposición The Perfect Moment, por considerar que las fotografías eran demasiado sugerentes.
Por su trabajo documental de la escena S&M –sadismo y masoquismo–, al fotógrafo se le cuestionó su intención artística en la revista ARTnews a finales de 1988, a lo que respondió: “No me gusta esa palabra en particular ‘impactante’. Estoy buscando lo inesperado. Estoy buscando cosas que nunca antes había visto… Estaba en condiciones de tomar esas fotos. Sentí la obligación de hacerlas”.
Íntimo amigo de la cantante y poetisa Patti Smith, Mapplethorpe continuó hasta la última etapa de su vida con un gran temple creativo, que desafió los estándares de la estética clásica.
De ese modo, legó grandes obras que, junto a sus afamados retratos, incluyeron autorretratos, composiciones estilizadas y delicados bodegones de flores.
La obra del fotógrafo, considerado uno de los íconos más importantes de la cultura del siglo XX, permanece a resguardo de la Fundación Robert Mapplethorpe.
Institución creada para promover la fotografía, apoyar a los museos que exhiben arte fotográfico y financiar la investigación médica en la lucha contra el SIDA y el VIH, enfermedad que cesó la vida de Robert el 9 de marzo de 1989, a la edad de 42 años.