El arte feminista no es un estilo ni un movimiento, sino un sistema de valores, una estrategia revolucionaria y un modo de vida.
Con esto en mente, hoy queremos celebrar a dos mujeres artistas latinoamericanas que han hecho y siguen haciendo ruido: Cecilia Vicuña y Monica Mayer.
La artista chilena Cecilia Vicuña, nacida en1948, reconocida con el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2019, tiene más de 50 años de trayectoria, pero solo recientemente ha visto su obra, marcada con el pensamiento indígena, cobrar relevancia, y es porque, a su juicio, este legado es fundamental para "salvar el planeta".
El legado del pensamiento indígena vertebra la obra de Vicuña, que viaja por el arte, la poesía o cine, y siempre ha estado ligado al activismo político, el feminismo y el medioambiente.
"El arte es una forma de comprender lo que somos, ver diferente siempre ha estado en el origen de todo arte", subraya, y es así que se mantiene comprometida con el activismo que compone su arte.
Así, durante décadas, Vicuña ha recorrido su propio camino, con precisión, humildad y obstinación, anticipándose a muchos debates recientes sobre la ecología y el feminismo e imaginando nuevas mitologías personales y colectivas.
Este legado de la artista, vinculado a la tierra y el cosmos, es un pensamiento visionario que ha sido históricamente "sepultado" y continúa siendo "masacrado", pero sin embargo "siempre avista el futuro".
Vicuña nació en Santiago de Chile en 1948, en una familia de artistas, y estudió arte en la Universidad de Chile y la Slade School of Fine Arts de Londres, donde se encontraba cuando ocurrió el golpe militar de Augusto Pinochet en septiembre de 1973.
Desde entonces, Cecilia vive en Nueva York.
En los últimos años su obra ha sido merecedora de un amplio reconocimiento internacional, especialmente desde que sus instalaciones textiles Quipu se presentaran en las exposiciones de Documenta 14 en Alemania y Grecia.
Por otro lado está Mónica Mayer, mexicana nacida en 1954. Ella es, desde la década de 1970, una artista que se identifica con el feminismo, algo que ella misma ha recalcado, ha dicho y definido.
Durante su adolescencia ya escuchaba sobre el movimiento feminista en México, y con el paso de los años, es una de las pioneras del arte feminista y la performance en México y Latinoamérica, así como una de las artistas que forman parte de la exposición colectiva “Radical Women: Latin America Art 1960 – 1985” que presentó a finales de 2017 en el Hammer Museum de Los Ángeles.
Mónica se formó en Estados Unidos a finales de los años setenta en el Women’s Building y en el Feminist Studio Workshop, y a lo largo de su trayectoria, ha tratado de luchar contra la violencia machista visibilizando situaciones de acoso sexual, así como también genera debate en torno a temas como la maternidad o las relaciones de pareja.
Junto a la también artista Maris Bustamante, Mónica creó en 1980 “Polvo de gallina negra”, el primer colectivo de arte feminista en México que estuvo en activo hasta 1989.
Su manera de entender del arte se aleja de la idea de artista genio y le ha llevado a abrir sus trabajos al diálogo y la participación en la comunidad, o a desarrollar acciones en torno a archivos y centros de documentación de su país que permitieran generar una reflexión en torno a temas como el arte, el archivo, el activismo o el feminismo.
En algunos de sus proyectos con enfoque de activismo ha llegado a utilizar medios como las redes sociales o la televisión, de gran impacto cuando se trata de arte de contenido político o feminista.
Desde 1990 forma junto a Víctor Lerma el proyecto “Pinto mi raya” cuyo eje central es un archivo especializado en artes visuales en el contexto mexicano.
Las propuestas estéticas de la artista devienen conspicuas, toda vez que deconstruyen la dicotomía masculino/femenino que polariza las relaciones de género en el patriarcado.
Por ende, sus narrativas visuales promueven una mirada dialógica de la representación de la alteridad femenina en el arte.
Varias de las propuestas de Mayer son procesuales, es decir, ellas están determinadas por procesos temporales que van sufriendo alteraciones según el lugar y el momento en que se desarrollen.
Asimismo, el concepto de la transgresión asume la idea de ruptura con el dualismo clásico para gestar el cambio hacia nuevos paradigmas artísticos, lo que la vuelve una de las artistas activistas más importantes de Latinoamérica.