¿Alguna vez has oído hablar de un artista noruego llamado Nikolai Astrup, un joven contemporáneo de Edvard Munch? Si sí, eres un caso raro, o de plano, una persona oriunda de su mismo país.
Y es que Astrup es nuevo para muchos. Era un naturalista influenciado por los movimientos modernistas, incluidos el posimpresionismo y el simbolismo; gracias a su formación inicial, con la ayuda de una beca de mecenas, en París y Alemania, fue adquiriendo sus increíbles habilidades pictóricas.
Nació en el pueblo de Kalvåg en la isla de Frøya en Noruega y creció en Ålhus, en la zona rural de Jølster entre Sognefjord y Nordfjord. Era el hijo mayor de once hijos de Christian Astrup, que era párroco en la iglesia de Ålhus en Jølster.
El padre de Astrup quería que se convirtiera en sacerdote y lo envió a la Escuela de la Catedral de Trondheim entre 1895 y 1897, sin embargo, Astrup suspendió sus exámenes de latín porque estaba más interesado en dibujar y pintar, y en 1899, Astrup partió hacia Kristiania (ahora Oslo) donde se matriculó como estudiante en la Royal Academy of Design, donde rápidamente se unió al grupo de Harriet Backer, con quien estudió hasta 1901, antes de viajar a Europa.
En sus años de formación, Astrup pintó densamente, con detalles sobre formas generalizadas. Había una intensidad en su proceso que es aún difícil de explicar.
Él, en contraste con la poética ilustrativa de Munch, explota algo personal con lo que tuvo que lidiar, relacionado con obsesivos recuerdos de su infancia. Por ello, pintó repetidamente vistas taciturnos de la casa parroquial en la que creció, como si tuviera algún significado sin resolver.
"No pinto lo que veo, sino lo que vi", dijo una vez a sus maestros. En 1902, cuando todavía tenía poco más de veinte años, ya tenía un estilo cosmopolita, y era apreciado en los círculos artísticos de Kristiania, que pasó a llamarse Oslo en 1925; pero su arte siempre tuvo que lidiar con su temperamento forastero, o la limitación del asma crónica que le dificultaba cualquier viaje.
Después de su aventura en Europa, Astrup regresó a la casa de su infancia y siguió su carrera en la remota región del oeste de Noruega con vistas al lago Jølster. Eventualmente, se instaló en una propiedad llamada Sandalsstrand, situada al otro lado del lago donde se crió.
Allí creó una granja que sirvió como fuente de inspiración para sus propósitos artísticos, sustentó a su familia y demostró ser una manifestación temprana de conservación ecológica.
Lo fascinante del pintor es que se había vuelto un paisajista sublime, capaz de iluminar una atmósfera distintiva y la luz etérea del verano mientras que los recuerdos de su infancia, marcados por las tradiciones locales y el folclore noruego, pintan con folklore todo lo de alrededor.
El trabajo de Astrup ayudó a dar forma a la identidad nacional emergente de Noruega gracias al lenguaje visual distintivo que poseió; para muchos noruegos, equivalente a los logros del compositor Edvard Grieg y del dramaturgo Henrik Ibsen en la música y la literatura noruegas, respectivamente; dos de las figuras históricas más importantes del país.
Inquietamente inventivo, a menudo variando su estilo de una imagen a otra, se fue haciendo de un espacio artístico como nadie más. Para los noruegos, el atractivo de Astrup fue y sigue siendo algo así como patriótico.
La obra de Astrup, al final de todo, destaca por su paleta intensa y colorida y el realismo mágico de sus notables paisajes.
Con su arte, Astrup modificó el estado de ánimo a través de cambios de color y la adición o eliminación de motivos, a menudo usando múltiples bloques para crear sus estampados complejos.
A Astrup le importaba mucho hacer las cosas bien, aunque nunca podía estar seguro de haberlo logrado. En medio de todo, el dramatismo de la obra reside en la duda de sí mismo, que lo atormentaba sin cesar, frente a un impulso que, sin embargo, lo sostenía.
Cada toque de su pincel puede parecer una victoria momentánea contra las adversidades inquietantes. Esto lo personifica como moderno, ya que inventaba cosas a medida que avanzaba, aunque para muchos expertos, es un pintor neorromántico que también trabajó con xilografías.
Astrup murió de tuberculosis y neumonía el 21 de enero de 1928, con apenas 47 años. Su esposa, Engel, le sobrevivió treinta y ocho años, y además de criar a sus ocho hijos (el último de los cuales nació en 1926), se convirtió en una exitosa diseñadora textil y mantuvo el jardín y los edificios que ella y Nikolai tenían, construido en Sandalstrand en1986, hoy sede de la galería Astruptunet.
A pesar de no gozar de la fama que merece en el plano internacional, en Noruega, Astrup disfruta de un estatus casi heroico. Tan amado es, de hecho, que sus imágenes cuelgan en escuelas, edificios públicos y en muchas de las paredes de los hogares noruegos ordinarios.
En opinión del co-curador Ian Dejardin Astrup, su forma de pintura era única en la forma en que "rechazaba los trucos estilísticos de la perspectiva aérea, dando como resultado lienzos de intensa inmediatez y brillo de color"; mientras que en grabados, "siguió su propio camino innovador, reelaborando laboriosamente sus xilografías para que cada grabado sea una obra de arte única".