La conexión del escultor francés Henri Laurens con el círculo cubista comenzó en 1911 mientras vivía en Montmartre, donde desarrolló una estrecha amistad con Georges Braque.
La esposa de Braque, Marcelle, resultó íntima amiga de la infancia de la esposa de Laurens, Marthe, lo que los acercó muchísimo.
Si lo anterior no fuera suficiente, su cercanía era imposible que no se diera debido a sus estudios estaban tan cerca que estos grandes artistas podían hablar entre ellos a través de sus ventanas.
Braque y Laurens escuchaban música juntos y, aunque a Laurens le gustaba especialmente la música clásica y la ópera, también llegó a interesarse por el jazz gracias al primero.
Femme en chemise. Pablo Picasso & Henri Laurens. Fuente: Sotheby's
Debido a que los 17 años sufrió tuberculosis, a Laurens le tuvieron que amputar una pierna. Debido a esto no pudo ser reclutado durante la Primera Guerra Mundial y su interés por el arte aumentó.
Durante este tiempo, visitó a menudo los estudios de otros artistas que vivían en París, lo que incluía a Juan Gris y a Pablo Picasso, lo que le permitió participar en la nueva concepción de ideas y técnicas como el cubismo.
Fue tal el impacto de esta corriente, que Laurens decidió romper con las claves tradicionales de la representación naturalista en su trabajo y reemplazarlo con la perspectiva de puntos de vista fluctuantes.
La importancia del trabajo de Laurens radica en que abrió los espacios de manera más consistente, con más fuerza, y que llevó los experimentos de Picasso un paso más allá, a un aspecto tridimensional.
Así, con el paso de los años y la evolución de su trabajo, Henri Laurens se fue ganando la admiración de críticos y artistas por igual.
La obra cubista de Laurens alcanzó gran fama al ser presentada en la Galerie d'Effort Moderne, del destacado marchante de arte Léonce Rosenberg, en exposiciones individuales en 1918 y 1919.
Debido a esto, actualmente el artista es considerado como uno de los escultores cubistas más importantes de todos los tiempos.
