La Movida Madrileña, conocida como la 'Madrid Scene' en inglés, comenzó a mediados de la década de 1970 después de la muerte del dictador español Francisco Franco.
Muchos dicen que el inicio oficial del movimiento tuvo lugar el 9 de febrero de 1980, después del Concierto Conmemorativo de Canito.
Y es que, en aquel entonces, la capital española atravesaba una gran transición cultural, pasando de una dictadura a una democracia, y los dolores de crecimiento fueron más que políticos.
Por ello, a medida que España comenzó a encontrar lentamente su nueva identidad, también lo hicieron los ciudadanos de Madrid.
Con la oportunidad de expresar finalmente su nueva libertad, los lugareños recurrieron a cosas como el uso de drogas recreativas, el rock and roll, la homosexualidad, todo lo que se consideraba tabú durante el régimen de Franco. Ahora, los madrileños finalmente tenían la libertad de vivir como quisieran, lo que dio como resultado la cultura hedonista que se extendió por la ciudad.
Fue durante este período que Madrid obtuvo algunos de sus eslóganes más famosos, algunos de los cuales todavía se usan hoy en día, incluso en Instagram como hashtags, algunos como: Madrid me mata y Madrid nunca duerme.
Así, nacieron grupos como Alaska y Dinarama, Nacha Pop, Mecano y Radio Futura y Los Secretos.
Mientras que el movimiento no fue ‘dirigido’ por una sola persona -- quizás fue dirigido por precisamente lo contrario, la falta de un líder de gobierno opresivo -- muchos asocian al director de cine Pedro Almodóvar con él, ya que el cineasta creó películas expresando muchos de estos nuevos temas hedonistas durante este período, como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), Laberinto de Pasiones (1982) y ¡¿Qué he hecho yo para merecer esto?! (1984).
Ante todo, la música y el cine fueron las dos formas de expresión de la movida, y tras el mandato de Franco, ahora que los madrileños eran libres de hacer y escuchar cualquier estilo de música que eligieran, la música de los 80, como el rock n’ roll y el synth-pop tomaron el relevo, haciendo que bandas como Mecano y Alaska y los Pegamoides crecieran en popularidad.
Con títulos de canciones como A quien le importa y Ni tú ni nadie, el cambio en el aumento de la autoconfianza y la autoexpresión fue palpable.
Por supuesto, el arte también fue esencial para el movimiento, por un lado, el arte callejero floreció gracias al artista de graffiti Muelle, que se hizo famoso por su firma, que se podía ver en trenes y paredes de toda la ciudad, mientras muchos pintores y fotógrafos famosos comenzaron un colectivo de arte llamado Cascorro Factory, que creció en estatura a lo largo de los años.
Además de ello, muchos periodistas conocidos también documentaron el desarrollo del movimiento, como Francisco Umbral, que escribía para el periódico El País.
El momento cumbre de la Movida Madrileña fue el 23 de mayo de 1981 en El Concierto de Primavera, que fue organizado por los alumnos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid de la Universidad Politécnica, donde acudieron aproximadamente unas 15 mil personas que disfrutaron de más de 8 horas de música que les acercaba a una España moderna.
Los grupos Farenheit 41, Alaska y los Pegamoides, Los Modelos y Nacha Pop se presentaron para ondear la bandera de un Madrid en plena revolución cultural.
A partir de este concierto, el fenómeno se extendió a niveles mucho mayores que la música y a otras capitales españolas que comenzaron a conectarse. Asímismo, el movimiento fue apoyado por los políticos, quienes pretendían que marcara un punto de inflexión entre la sociedad Franquista y la nueva sociedad de la democracia española.