Vita Sackville-West es una de las mujeres más interesantes en una era de mujeres fascinantes.
Vita nació en Knole y provenía de una familia aristocrática al sur de Inglaterra. Creció frustrada porque nunca iba a poder heredar debido a su género ya que estaba prohibido por la costumbre aristocrática inglesa. Eso, como el escándalo, siempre estuvieron presentes a lo largo de su vida.
En 1910, cuando ella tenía 18 años, los hermanos de su madre presentaron un reclamo legal por la propiedad que culminaría en un caso judicial lascivo, lo que haría que su nombre pasara de ser un escudo a un dolor perpetuo que la atormentaría por muchos años.
Vita se casó en 1913 con el diplomático Harold Nicholson, pero en 1917, dio inicio al remolino amoroso de su vida cuando se fugó con su amante Violet Trefusis a Europa, donde pasaron dos años y luego regresaron a Inglaterra. A su regreso, Vita sufrió de todo tipo de restricciones de su familia, creciendo para convertirse en la más rara de las criaturas de su entorno, en una mujer inquieta e inquisitiva aunque cómoda en su propia piel.
Con tanto en la mente y en el corazón, la joven se propuso escribir, una actividad que iría a definir el resto de su vida, y es que, debajo de la naturaleza expansiva y apasionada de Vita corría cierta frialdad. Era alegre, flexible pero también de piel dura, lo cual hizo que se le facilitara el arte de escribir.
La escritura y todo lo que sucedía a su alrededor le fueron dando una notoriedad pública que no siempre significó lo mejor. No obstante, en diciembre de 1922, conoció a quien sería su paz y su inspiración, Virginia Woolf, o Ginia, como se la conocía cariñosamente, que tenía un amor por las artes y la literatura de su familia.
Tras el encuentro, ambas se hicieron más cercanas al asistir a una serie de cenas juntas en Londres.
“Venían de lugares bastante diferentes”, dice Victoria L. Smith, profesora de inglés en la Universidad Estatal de Texas. “Eso podría haber proporcionado parte de la atracción de Virginia por Vita, ciertamente. Vita se sintió muy atraída por el genio de Virginia”.
A partir de entonces, su relación se volvió sumamente apasionada y muy sexual, aunque inicialmente su relación fue minimizada e incluso ignorada. Aunque las dos mujeres hablaron abiertamente sobre su relación, también fue en un momento en que la sociedad británica era socialmente más conservadora. Si bien la homosexualidad masculina en el Reino Unido todavía era un delito penal en ese momento, no existía una legislación equivalente dirigida a las mujeres homosexuales.
Sin embargo, en 1921, algunos legisladores votaron a favor de criminalizar los “actos sexuales de indecencia grave” entre mujeres, aunque la ley nunca se aprobó porque los políticos temían que alentaría a las mujeres a explorar la homosexualidad.
La relación fue muy significativa en Woolf, ya que Sackville-West la hizo sentir apreciada y adorada, haciendo que entre ambas floreciera el poder creativo y la inspiración artística para llevar a cabo sus años más importantes laboralmente.
“Estoy reducida a una cosa que quiere a Virginia… Es increíble lo esencial que te has vuelto para mí”, escribió Vita a la novelista en 1926. Aunque ambas estaban casadas con hombres, las dos mujeres se escribieron cientos de cartas poéticas, y su relación inspiraría una de las obras más célebres de Woolf, la novela Orlando de 1928.
Gracias a la valentía que Vita ocasionaba en Virginia, esta última dio el salto a sus trabajos más abiertamente políticos y feministas, como el ensayo de 1929, A Room of One's Own, en el que abogó por la independencia financiera de las mujeres.
En una entrada de su diario de 1927, Woolf escribió que estaba escribiendo Orlando “medio en estilo simulado, muy claro y sencillo, para que la gente entendiera cada palabra. Pero hay que cuidar el equilibrio entre la verdad y la fantasía, porque realmente está basado en Vita".
Por otra parte, Sackville-West decidió publicar sus libros con Hogarth Press, que era la pequeña editorial independiente de la familia Woolf. Sus libros fueron comercial y críticamente los más exitosos durante su vida y la de Woolf, aunque hoy en día el trabajo de Woolf es más apreciado. En 1924, Sackville-West publicó su cuento Seducers in Ecuador para ayudar con las crecientes deudas de los Woolf, y lo siguió seis años después con la novela The Edwardians, que fue un éxito financiero.
Su vida revela a una mujer renegada, valiente y carismática: de una infancia solitaria de inmensos privilegios en su amada casa familiar Knole, que ella, como mujer, nunca podría heredar, a un matrimonio célebre y afectuoso que, sin embargo, fue mutuamente 'abierto' y sembrado de aventuras homosexuales apasionadas, a su encuentro con la naturaleza, la jardinería y el eventual aislamiento.
Los años posteriores fueron de trabajo. Continuó escribiendo y publicó dos novelas, All Passion Spent (1931) y Family History (1932), así como dos estudios biográficos, St Joan of Arc (1936) y Pepita (1937). A esto le siguió otra novela, Gran Cañón de 1942, que imaginaba una victoria alemana, y otro largo poema, y El jardín de 1946, que ganó el premio Heinemann de literatura en 1946.
En 1948 fue nombrada Compañera de Honor por sus servicios a la literatura y continuó desarrollando su jardín en Sissinghurst Castle. Durante muchos años escribió una columna semanal sobre jardinería para The Observer, y en 1955 recibió la medalla de oro Veitch de la Royal Horticultural Society.
En su última década publicó otra biografía, Hija de Francia, de 1959, y una última novela, No Signposts in the Sea, de 1961.
Vita murió de cáncer de estómago el 2 de junio de 1962. Fue incinerada y enterrada en el panteón de la familia Sackville en Withyham, East Sussex.
Ve aquí el trailer de la película inspirada en el romance de ambas mujeres: