El teatro del absurdo pretende mostrar la futilidad de la existencia humana en un mundo impredecible con un toque humorístico y audaz que solo Samuel Beckett y Eugène Ionesco han sabido dominar con maestría.
Originario de Slatina, Rumania, el dramaturgo Eugène Ionesco nació el 26 de noviembre de 1909 y dividió su estancia entre los paisajes rumanos y parisinos.
Colaborador de la revista literaria Cachiers du Sus, debutó como creador con la obra La cantante calva (1950) en el Théatre des Noctambules, sorprendiendo positivamente al público con su inteligencia, originalidad e irreverencia.
Junto al irlandés Samuel Beckett creó el denominado teatro del absurdo, mediante el cual hacía "de un texto burlesco, un juego dramático; y de un texto dramático, un juego burlesco".
Aunado a la exposición burlona de la banalidad, el trabajo de Ionesco reflejaba, entre otros temas, la soledad humana y la inutilidad del fanatismo hacia ídolos "vacíos".
De su prolífica producción sobresalen las obras La lección (1950), Las sillas (1952), Amadeo o cómo salir del paso (1953), El rinoceronte (1959), El rey se muere (1962), Jaques o la sumisión (1970), El hombre de las maletas (1975), Cállate (1981), entre otras.
El dramaturgo, de humor mordaz y agudo, quien supo mejor que nadie trasladar al teatro las técnicas expresivas del surrealismo, falleció el 28 de marzo de 1994 en París.
Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura: Eugène Ionesco}