Aristócrata y director de ópera, Luchino Visconti fue, además, un gran representante del cine italiano, que nació el 2 de noviembre de 1906 en Milán.
De amplio reconocimiento internacional, Visconti creció en el seno de una familia de antiguo linaje aristocrático y, desde su juventud, se relacionó con la ópera y el teatro de La Scala –emblema de la ópera a nivel mundial–, hasta volverla una de sus pasiones.
Vinculado con los personajes de la elite cultural, Visconti intimó con el cineasta francés Jean Renouir en 1935, a través de su amiga Coco Chanel, y trabajó con él como asistente de dirección en la película Los Bajos Fondos (1936).
Un año más tarde colaboró como diseñador de vestuario y asistente en la cinta Une Partie de Campagne.
De su labor como director de cine destaca su incursión en el neorrealismo, un movimiento narrativo y cinematográfico de Italia que surgió hacia 1945 y tenía como objetivo mostrar el lado más humano de las condiciones sociales.
Así, Luchino Visconti exploró, a la par que otros cineastas innovadores, como Roberto Rossellini, Vittoria De Sica o Federico Fellini, esta nueva visión artística a través de las cintas Obsesión (1943), La terra trema (1948) y Bellísima (1951).
Aunado a esto, al artista italiano introdujo la dirección de actores no profesionales (en su mayoría) para retratar con más fidelidad los problemas y vivencias comunes de la sociedad.
Comprometido con la lucha antifascista y la resistencia italiana, así como prestar atención a las difíciles condiciones de la vida de los pescadores, campesinos y obreros del sur de Italia, Visconti traspasó las barreras del discurso cinematográfico y se posicionó como una voz portentosa en la escena política y social de la época.
Posteriormente, de la filmografía de Visconti destacan las películas Las noches blancas (1957), Rocco y sus hermanos (1960), El Gatopardo (1963), Sandra (1965), y El extranjero de 1967, una leal adaptación de la novela homónima de Albert Camus.
A estas producciones le siguieron La caída de los dioses, Muerte en Venecia, Ludwig y Retrato de familia en interior durante la primera mitad de los años setenta.
En la última etapa de su vida, reprodujo a la pantalla grande la novela El inocente de Gabriele D’Annuncio, con la que concluiría su carrera en el séptimo arte. Falleció el 17 de marzo de 1976 en Roma.