Aunque dio vida a Drácula, una de las historias de terror más icónicas de todos los tiempos, Bram Stoker murió en el olvido y la pobreza.
Cuando uno piensa en la vida de uno de los autores más famosos, imagina que este gozó de inmensa popularidad y una cierta estabilidad económica ya que no hay lugar en el mundo que no se conozca la historia de Drácula. Pero en la vida real esto no pasó así y literalmente no significó nada trascendental en su vida profesional.
Como ejemplo de esto se encuentran los últimos años de vida de Stoker, en los que ya muy enfermo, algunos dicen que de sífilis, se los pasó pidiendo dinero a amigos.
Desde que Bram Stoker nació, un 8 de noviembre de 1897, este fue sumamente enfermizo hasta los 10 años, que empezó a fortalecer su cuerpo a través del ejercicio.
El escritor irlandés en total escribió tres libros de cuentos, pero solamente dos de ellos llegaron a publicarse porque él así lo decidió: El País bajo el ocaso, de 1881, y Atrapados en la nieve, de 1908.
El tercero fue El invitado de Drácula y otros relatos inquietantes, obra que fue llevada a las editoriales por su viuda Florence Balcombe para que viera la luz del día.
Ella se convirtió en la albacea de Bram Stoker y fue la primera que vio el potencial, tanto intelectual como económico, que había en su marido, pero que este realmente nunca llegó a disfrutar.
El irlandés escribió sus cuentos con pasión, pero lo que más le dio satisfacciones en su vida fue el haber trabajado como secretario para Henry Irving, de quien se había quedado prendado cuando le vio por primera vez actuar en 1867.
Por más de 30 años administró un teatro que ambos tuvieron en Londres, lo que se convirtió en el centro de su vida.
Algo que resulta curioso, pero que da indicios sobre la pasión que sentía por el cuerpo es que durante su juventud, Bram Stoker fue uno de los grandes atletas de su época pues ganó varias medallas en atletismo y remo.
Sin lugar a dudas, Bram Stoker fue un hombre con muchas facetas, muy complejo. También se desempeñó como crítico teatral y periodista, pero jamás le llamó tanto la atención como construir nuevas realidades.
Aunque es mundialmente conocido por hacer escrito una obra transgresora, su primer libro de cuentos (El País bajo el ocaso) es totalmente de fantasía, pues sus personajes principales son hadas, ángeles, trolls y castillos.
En él se advierte la figura de su madre Charlotte, la matriarca de la familia y una presencia fundamental en su vida por su fuerte temperamento. Fue ella la que le contó muchas historias en las que aparecían muchos de estos personajes del reino de la fantasía.
Drácula sin lugar a dudas hizo que su nombre, hasta hoy en día, sea conocido por todos, pero no brindó nada más que eso a Bram Stoker, lo que resulta algo irónico.
