El pintor Diego Rivera dijo una vez: "El papel del artista es el de soldado de la revolución". Esta declaración subraya el poderoso papel que el arte puede desempeñar en los levantamientos sociopolíticos, ya que, el artista activista utiliza la creatividad como arma para luchar por la justicia.
Las palabras de Rivera resuenan particularmente con la respuesta de los artistas a la crisis del SIDA.
Cuando el VIH/SIDA finalmente se apoderó de los Estados Unidos al final de la década de 1970, el virus se había extendido a través de comunidades que el mundo prefirió no atender. El VIH/SIDA acechaba en las regiones tropicales de África central e hizo varias incursiones en el continente americano antes de convertirse en una pandemia mundial.
El primer informe oficial del gobierno estadounidense sobre el VIH/SIDA se publicó el 5 de junio de 1981 en el Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad, un boletín del gobierno sobre casos de enfermedades desconcertantes, declarando: “En el período de octubre de 1980 a mayo de 1981, se trató a 5 hombres jóvenes, todos homosexuales activos para la neumonía por Pneumocystis carinii confirmada por biopsia en 3 hospitales diferentes en Los Ángeles, California. Dos de los pacientes murieron".
A pesar de las vueltas que se le dio a la declaración oficial de la enfermedad, ésta no dejó de cobrar las vidas de adultos y jóvenes por igual, indiferente a las preferencias sexuales.
En un intento de difundir los peligros que se corren ante la negligencia del gobierno por atender formalmente los crecientes casos de VIH/SIDA, algunos artistas corrieron a usar su diseño, letras y creatividad para emprender la lucha, a continuación recordamos algunos.
Keith Haring
Keith Haring siempre será recordado como un artista prolífico que eludió las convenciones y el elitismo para llevar el arte a las calles y a su gente.
El aspecto menos conocido de este famoso artista urbano es su diagnóstico de VIH, el cual se dio en 1987. En los últimos años de su vida, se convirtió en activista de la enfermedad.
El comienzo de la década de 1980 fue un período de descubrimiento y despertar sexual para Haring y sus amigos en la ciudad de Nueva York. Nacido en mayo de 1958, se sintió liberado para encontrarse realmente a sí mismo, libre de las limitaciones de su educación conservadora.
No obstante, esta liberación fue truncada por la introducción del VIH/SIDA, palabras que pronto se convirtieron en sinónimo de miedo, estigma y muerte, y que atravesaron rápida y salvajemente las comunidades homosexuales del país y de la ciudad.
A medida que Haring y su círculo vieron a más y más amigos enfermarse y luego sucumbir al SIDA, él se motivó para seguir creando.
“Nos volvimos muy dispuestos a la creación, a hacer cosas. creo que de muchas maneras para evitar el trauma de ver a nuestros amigos morir a diestra y siniestra”, dijo Ann Magnuson, una de las amigas cercanas de Haring.
Aunque fue un golpe devastador para el entonces de 29 años, Haring decidió enfrentar la enfermedad trabajando.
Esas obras que he creado se quedarán aquí para siempre. Hay miles de personas reales, no solo museos y curadores que se han visto afectados, inspirados y enseñados por el trabajo que he realizado. Entonces, el trabajo perdurará mucho tiempo cuando yo no esté aquí.
David Wojnarowicz
Puede que no estés familiarizado con el nombre del artista y activista estadounidense David Wojnarowicz, pero si tienes cierta edad, probablemente hayas visto al menos una imagen suya, ya que la fotografía de un búfalo cayendo por un acantilado que se utilizó como la portada del disco One de U2, lo convirtió en un artista que alcanzó una audiencia mundial unos meses antes de su muerte en 1992 por complicaciones relacionadas con el VIH/SIDA.
Wojnarowicz tenía solo 37 años cuando murió, pero dejó una obra extraordinaria, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias poco agradables que lo siguieron durante una gran parte de su corta vida.
Creció siendo refugiado de una familia violenta, un estafador adolescente, y creció para convertirse en una de las estrellas de la febril escena artística del East Village de la década de 1980, junto a Kiki Smith, Nan Goldin, Keith Haring y Jean-Michel Basquiat.
Sus pinturas fueron lo que lo hizo famoso, estas visiones lívidas y densamente simbólicas, una especie de sueño americano del Siglo XX, pero además de la pintura, su arte se expresó a través de diversos medios, ya que a lo largo de sus los años, Wojnarowicz trabajó con el cine, la instalación, la escultura, la interpretación y la escritura, haciendo cosas que daban testimonio de su perspectiva como un forastero, de un hombre gay en un mundo homofóbico y violento.
Wojnarowicz estaba con su querido amigo y mentor, Peter Hujar, cuando murió en 1987. En un gesto radicalmente conmemorativo, tomó fotografías in situ del cadáver de su amigo: cabeza, manos, pies, creando la obra Untitled, de 1988. Fuente: NY TImes / Estate of David Wojnarowicz and P.P.O.W. Gallery, New York
Mark Morrisroe
Morrisroe fue un artista estadounidense, conocido y por su trabajo como fotógrafo. Contribuyó al desarrollo de la cultura punk en Boston en la década de 1970 y a la gran eclosión mundial del punk en Nueva York a mediados de los años 1980.
Su biografía fue, y sigue siendo, en gran parte misteriosa. Era un punk que le decía a la gente que su padre había sido el estrangulador de Boston.
Lo cierto es que nació de una madre drogadicta, y se fue de casa a los 13 años, por lo que decidió comenzar a estafar a los 15 hasta que a los 17 un cliente le disparó en la espalda.
La totalidad de la infancia de Morrisroe se caracterizó por el peligro y la pobreza, y él la mitificó como tal cuando creció. Sobrevivió y se enroló a la Escuela del Museo de Bellas Artes de Boston, donde hizo amistad con Nan Goldin y otros, actuando como drag bajo el nombre Sweet Raspberry, cofundando el zine punk Dirt (que en cierto modo formó parte de la escena punk de Boston).
Finalmente se graduó de la escuela con honores, luego se mudó a Nueva York, donde adquirió una cámara Polaroid y comenzó a fotografiar. Toda su producción lleva este carácter imprudente y arriesgado, y un borde de urgencia y necesidad.
Después de su muerte en 1989 por enfermedades relacionadas con VIH/SIDA, se encontraron más de 2 mil polaroids entre sus pertenencias que lo distinguen como líder de la corriente artística que luchó contra la enfermedad voraz que continúa tomando vidas.