El director de cine español Carlos Saura, considerado el último director clásico del cine español, falleció a los 91 años, a causa de una insuficiencia respiratoria.
Saura fue referencia para varias generaciones de directores españoles con obras como La caza, Cría cuervos o Mamá cumple cien años.
La emocionante carrera cinematográfica de Saura logró tal nivel de talento que le permitieron esquivar la censura durante el franquismo.
Este sábado, el director tendría que haber recibido un homenaje por parte de la Academia de Cine, con la que no tuvo muy buena relación. Tras su muerte, el Goya de Honor que recogería en la ceremonia, finalmente le será entregado de forma póstuma a uno de los mejores directores del cine español.
“Ha sido conmigo un poco injusta en general (…) hay una especie de problema ahí que no sé cuál es”, explicó el cineasta a El Español.
Para el mundo del cine el evento de hoy suponía una suerte de reconciliación con la Academia del Cine, cuya ceremonia a celebrarse en Sevilla estará marcada por su pérdida.
Carlos Saura nació en Huesca el 4 de enero de 1932, hijo del director de los inspectores de Hacienda. Mientras su hermano se inclinó por la pintura, Carlos inició estudios de ingeniería industrial, pero los abandonó para ingresar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, donde logró el diploma en Dirección Cinematográfica.
Su primer trabajo fue el cortometraje La tarde del domingo (1957) y el documental Cuenca (1958), premiado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Debutó en largometrajes con Los golfos (1960), donde pintaba los arrabales y personas sin oportunidades que viven del hurto y la rapiña en el Madrid de fines de los 50, que siempre habían sido orillados de la narrativa del cine español del franquismo. La obra, actuada por actores no profesionales, estuvo nominada a la Palma de Oro, que ese año ganó La dolce vita de Federico Fellini.
Luego inicia una colaboración con el productor Elías Querejeta en el largometraje La caza es la historia de una partida de caza entre excombatientes de la Guerra Civil que esconde la metáfora sobre las herida que dejó ese episodio histórico de España.
En Pepermint Frappé –que al igual que Los golfos ganó el Oso de Plata— Saura trabaja con Geraldine Chaplin, hija de Charles Chaplin, con la que la que tuvo un romance de cerca de una década y tuvo un hijo, Shane. Con la actriz rodaría otras ocho películas.
La dupla de Saura y Querejeta lograron burlar la censura del franquismo con otros files como Stress, es tres, tres (1968); La madriguera (1969), El jardín de las delicias (1970) y Ana y los lobos (1972), esta última una crítica a la aristocracia española del franquismo, que tendría su continuación en Mama cumple 100 años (1970).
En 1973 filma dos obras que serían premiadas en Cannes: La prima Angélica (1973) y Cría cuervos (1975) un acercamiento al tema de la infancia, donde se notan toques surrealistas por la influencia de Buñuel, director al que siempre admiró.
En la década de ls 80, su película Deprisa (1981) muestra la marginación juvenil de la época. Con esta consiguió el Oso de oro.
En las siguientes tres décadas, que comprende de los 90 y en el nuevo milenio, filmó Sevillanas (1990), Flamenco (1995), Tango (1998), Fa dos (2007), Flamenco, Flamenco (2010), Zonda (2015) y Jota (2016), entre otras.