Wim Wenders es el poeta preeminente del terreno abierto del cine; un realizador que va trazando conmovedoramente los viajes de vagabundos en busca de sí mismos.
En la década de 1970, Wenders fue uno de los primeros verdaderos artistas internacionales del revolucionario movimiento del Nuevo Cine Alemán, un cineasta cuya fascinación por los paisajes físicos y los contornos emocionales del camino abierto resultó ser universal.
A mediados de esa década, Wenders se embarcó en un viaje de tres películas que lo llevó de las anchas carreteras de Alemania a las interminables autopistas de los Estados Unidos y viceversa. Cada una protagonizada por Rüdiger Vogler como el alter ego del director, Alice in the Cities, Wrong Move y Kings of the Road son dramas de transformación emocional que siguen la búsqueda de sus personajes por sí mismos, todo presentado con una poesía visual y conmovedora poco común.
Gracias a ellas fue como Wenders saltó a la fama internacional como uno de los pioneros del cine alemán y entró al selecto grupo de aquellos considerados como las figuras más importantes del cine contemporáneo.
Wim Wenders. Fuente: The Guardian
Nacido en Düsseldorf en 1945, Wenders tuvo su primer gran punto de fama internacional con The Goalie's Anxiety at the Penalty Kick, de 1972, una adaptación a la novela de Peter Handke, esto después de Summer in the City, de 1970.
Además de sus numerosos largometrajes premiados, su trabajo como guionista, director, productor, fotógrafo y autor también abarca una gran cantidad de documentales innovadores, exposiciones fotográficas internacionales y numerosas monografías, libros de cine y colecciones de prosa.
Después de casi 50 años en el negocio, muestra pocas señales de desaceleración con su última película, Pope Francis: A Man of His Word.
Así, con más de 60 créditos a su nombre y una buena cantidad de bagaje, es una carrera que se navega mejor con una o dos señales de tráfico para ayudar a trazar su ruta.
Al día de hoy, Wenders sigue siendo una fuerza creativa vital y prolífica, que sigue su inspiración por todo el mundo, dondequiera que le lleve. Actualmente, el fascinante y colorido cineasta vive y trabaja en Berlín, junto con su esposa Donata Wenders.
A continuación te presentamos tres películas imperdibles de Wim Wenders.
1. Alice in the Cities
En su trabajo durante la década de 1970, los mejores logros de Wenders giraron en torno a una observación imparcial y pausada de la angustia alemana de la posguerra, y la sensación de que la generación de la guerra fría había permitido que su imaginación fuera colonizada por la cultura estadounidense.
Partiendo de ello, Wenders revistió sus películas con música pop y rock estadounidense y se apropió de los géneros y formatos del cine estadounidense, pero los realineó para expresar una forma muy europea de crisis y alienación, así, Alice in the Cities, que se estrenó en 1974 y sirve como la primera de su trilogía de “road movie” (junto con Wrong Move y Kings of the Road).
En esta une los paisajes urbanos de Estados Unidos y Alemania a la par de que Rüdiger Vogler interpreta a un fotógrafo/periodista que se encuentra bloqueado por su serpenteante recorrido por el centro de América, pero que luego se ve obligado a repetir la experiencia en las tierras baldías de Renania después de que se carga con un niño en el aeropuerto y tiene que buscar a su abuela en lo que él escapa de su depresión en el viejo mundo.
La película se transforma inesperadamente en un trabajo encantador.
2. Paris, Texas
Con un largometraje que hizo, The State of Things, basado en un viaje que hizo a Portugal, y un cortometraje, Reverse Angle, sobre sus disputas con Francis Ford Coppola, Wenders logró hacer una brillante película estadounidense: Paris, Texas, de 1984, para la cual transpuso muchos de sus tics cinematográficos del nuevo alemán a dramáticas locaciones estadounidenses, concentrándose en las desoladas y polvorientas extensiones del oeste y sur.
En ella, Harry Dean Stanton actúa magistralmente como un alma perdida que se tambalea por el desierto en una misteriosa misión personal; eventualmente rastrea a su esposa (interpretada por Nastassja Kinski) hasta de Texas, en la ciudad de París.
En la película, retoma el concepto de Alice in the Cities, donde el paisaje y su observación pueden reflejar e informar estados de ánimo, capturando entonces algo novedoso sobre los Estados Unidos: una miseria poética y tranquila que encajaba perfectamente con el estado de ánimo de floreciente movimiento indie estadounidense de la década de 1980.
3. Wings of Desire
Con Paris, Texas habiendo ganado la Palma de Oro en el festival de cine de Cannes de 1984, Wenders regresó a Europa triunfante y estrenó Wings of Desire, que sacó lo mejor de él.
Coescrita con Peter Handke, Wings of Desire es una de las sinfonías urbanas más bellas del cine. En ella, Bruno Ganz es Damiel, un ángel en lo alto de los edificios en lo alto de Berlín que puede escuchar los pensamientos (miedos, esperanzas, sueños) de todas las personas que viven debajo. Pero cuando se enamora de una hermosa trapecista, está dispuesto a renunciar a su inmortalidad y regresar a la tierra para estar con ella.
Hecha poco antes de la caída del muro de Berlín, este impresionante tapiz de sonidos e imágenes, filmado en blanco y negro y en color por el legendario Henri Alekan, es poesía cinematográfica, y convirtió para siempre el nombre de Wim en sinónimo de arte cinematográfico.
Surgió, además, como una fábula onírica sobre dos ángeles que se mueven a través de un sombrío Berlín de finales de la década de 1980, brindando consuelo a los afligidos.