Antes de que Hollywood nos lo presentara luchando contra un gorilla de 40 metros, en Japón conocieron desde el siglo pasado la encarnación de un monstruo con una sublime proclividad a romper todo, a destruir: Godzila, el reptil sobredimensionado por la exposición radiactiva en los bombardeos sobre Japón, pese a su rendición previa en la Segunda Guerra Mundial.
Mejor conocido como Gojira en Japón, sacudió al mundo literal y figuradamente cuando salió a las calles de Tokio en 1954 en su película debut. El legendario dinosaurio del tamaño de un rascacielos se convertiría en un tesoro nacional japonés, con innumerables secuelas, merchandising y spin-offs, y hasta el día de hoy sigue recibiendo reinicios, bendiciendo nuestras pantallas con su carnicería y nuestros oídos con su icónico chillido.
Nos deja preguntándonos si Tomoyuki Tanaka, co-creador de Godzilla, sabía lo que estaba a punto de desatar en el mundo cuando conceptualizó al destructor de mundos.
Tomoyuki Tanaka, un productor de cine con un amplio catálogo de películas en su haber, la más famosa de ellas, Godzilla, estaba buscando un nuevo proyecto cuando su película inicial fue cancelada.
Dada la popularidad de películas como King Kong, Tanaka pensó –un día mientras volaba sobre el mar– qué pasaría si un monstruo anfibio emergiera de la nada. Esto generó el concepto de Godzilla. Aunque esta vez, el monstruo actuaría como metáfora de la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, en la Segunda Guerra Mundial: una bestia prehistórica mutada y despertada de la actividad radiactiva.
Originalmente, Godzilla en realidad iba a ser un híbrido de ballena-gorila, jugando con el tema ya probado de King Kong; pero se desechó y se convirtió en la mezcla de múltiples dinosaurios que todos conocemos y, algunos, adoramos. Gojira es, de hecho, un acrónimo de "gorila" y "ballena", en japonés.
Tanaka presentó la idea, pero se descartó rápidamente, ya que cuando lo dibujó un artista, el diseño original se veía demasiado humanoide. No sería hasta que al escultor Teizo Toshimitsu y al director de arte Akira Watanabe se les ocurrió la idea de fusionar diferentes dinosaurios, que el ahora icónico monstruo cobraría vida.
Aunque lamentablemente ya no está con nosotros (falleció en 1997, a los 86 años), la estela del legado de Tanaka aún resuena en forma del rugido amenazador de Godzilla. Nunca será olvidado mientras Godzilla continúe atravesando edificios, disparando rayos radiactivos por sus ojos o desde la garganta y pisando fuerte en las calles principales.