Resulta curioso, pero incluso si no sabes nada sobre Aches conoces su trabajo. Su obra va más allá de la pintura en una pared y los típicos trazos que se ven día a día en los edificios en desuso.
Aches ha creado algunas de las imágenes más reconocibles y clave en la escena cultural de Irlanda debido a que ha replanteado la forma en que pensamos sobre los problemas sociales y han impactado sobre la conciencia colectiva, lo que resulta una labor titánica.
Llama la atención cómo este artista cambia y adapta su estilo para brindar formas de expresión cada vez más nuevas. Su trabajo toca una amplia variedad de disciplinas desde el diseño gráfico, las bellas artes, la tipografía, hasta el cine y la animación. A través de esta fusión y combinación de disciplinas, Aches ha creado su propio estilo y, fundamentalmente, ha traspasado los límites de lo que se puede lograr con un spray.
Hay algo en el trabajo de Aches que impide que el cerebro descanse, algo a la vez elegante, melancólico, distópico, pero familiar. El trabajo de este artista nos presenta nuestra realidad, pero a través de una lente ligeramente sesgada, revelando algo que acecha debajo de la superficie: una fractura, una ruptura, una falla en la realidad.
Su habilidad técnica es asombrosa, al igual que sus habilidades de dibujo, que han ocupado un lugar destacado en los últimos años, empujándolo más hacia el mundo entre el muralismo y las bellas artes.
La afición por la escritura hizo que Aches se dedicara al grafiti cuando todavía estaba en la escuela en Northside Dublin. Seleccionando el nombre “Aches” por el número y la simetría de las letras.
Con tan solo 15 años, Aches comenzó a plasmar, junto con algunos amigos, sus primeras obras en lugares que se encontraban abandonados cerca de su casa. Debido a esto siempre estaba constantemente dibujando en casa, por lo que su mamá lo apoyó mucho, mientras que su papá fue bastante crítico y le aconsejó que puliera su técnica.
Dedicarse de tiempo completo al arte urbano le tomo varios años debido a que cuando aún era joven, entre el 2007 y 2015, solo le daba tiempo de pintar de 5 a 10 paredes al año como máximo, pues tenía que estudiar y trabajar medio tiempo.
Pero el destino hizo que Aches encontrara su camino y como parte de un proyecto que realizó en la universidad halló su lugar en la escena urbano, pues este se trataba sobre documentar a los grafiteros de Irlanda, así que lo que comenzó como una tarea se transformó en su profesión.
Los años pasaron y conforme iba invirtiendo tiempo y esfuerzo, Aches iba mejorando notablemente y encontró el que hoy es su tan famoso estilo. Sin lugar a dudas, este artista urbano no solo ha replanteado la forma en la que vemos las cosas, sino como las sentimos y por esto somos sumamente afortunados.