Renovarse o morir es el refrán que Lladró, firma de porcelana artística del Siglo XXI, cuya única fábrica en el mundo se localiza en Valencia, España, está aplicando en su proceso de reposicionamiento en el mundo del diseño y por eso decidió abrir en Nueva York una tienda en las que sus clientes literalmente pudieran interactuar con sus piezas.
Ana Rodríguez, directora ejecutiva de la compañía que este año celebra 70 años de haber sido fundada, explicó en la inauguración del disruptivo local que apostaron por la Gran Manzana por ser referencia mundial en arte, diseño y moda, además de que Estados Unidos es un mercado muy importante para la marca.
Cabe subrayar que no se trata de una tienda tradicional, aunque pueden comprarse casi todas las figuras, sino más bien de un lugar de exposición y un viaje por los sentidos debido a que hay artículos que se pueden tocar, oler e, incluso, escuchar.
Con esta original tienda, lo que Lladró busca es entablar una conexión emocional con sus clientes. Básicamente engancharlos de una forma diferente.
The Guest, de Kzeng Jiang. Foto: Lladró Website
Rodríguez recordó que todos los objetos de la firma son de porcelana y están elaborados a mano en la única planta que la compañía tiene en Valencia, lo que convierte sus productos en obras únicas que tienen una historia detrás.
Con este paso que ha dado, Lladró quiere ser percibida como una firma más moderna porque los diseños se habían quedado anticuados.
Con esa intención, hace seis años incorporaron a su equipo a diseñadores que están creando piezas especiales para Lladró, entre los que destacan el español Jaime Hayón y el holandés Marcel Wanders.
La compañía ya presentó en ferias especializadas sus nuevas creaciones, en las cuales la iluminación juega un papel crucial. Las ha mostrado en Pekín, Venecia y Berlín, pero el local de Nueva York es el primero permanente de su estrategia de expansión, cuya prioridad es el mercado asiático, como lo demuestra la próxima apertura de establecimientos en Tokio y Shangái.