El fotógrafo estadounidense Gjon Mili no inventó la técnica de pintar con luz, pero sí fue quien lo popularizó al inmortalizar a Pablo Picasso dibujando decenas de figuras con una pequeña bombilla en una habitación oscura.
Mili se formó como ingeniero, pero encontró en la fotografía su gran pasión por lo que su formación en esta profesión fue totalmente autodidacta.
Antes de que se consolidara como un gran fotógrafo, Gjon Mili trabajó con Harold Eugene Edgerton del Massachusetts Institute of Technology (MIT), un pionero en la fotografía con flash.
Fue a mediados de la década de los 30 cuando inició a usar la luz estroboscópica para capturar cualquier tipo de movimiento en una sola exposición, desde bailarinas hasta reconocidos personajes.
A partir de ese momento, Gjon no dejó de experimentar pues sabía que podía encontrar una forma de capturar la magia de luz de un modo distinto.
Fue en 1949 cuando su carrera daría un giro inesperado, ese que lo inmortalizaría, gracias a que la revista LIFE lo contactó para que hiciera un fotorreportaje sobre Pablo Picasso.
En su primer encuentro el fotógrafo, quien acudió a la casa de Picasso en Valeuris, Francia, le mostró algunas de las imágenes que había tomado a patinadores de hielo a quienes les había colocado diminutas luces en sus patines mientras saltaban en la oscuridad.
Al ver esto, el famoso artista sintió que un mundo de nuevas posibilidades se abría ante él y lo que estaba contemplado para una sola sesión de fotos de 15 minutos se convirtieron en un total de cinco en las que dibujó con luz decenas de centauros, toros, perfiles y hasta su famosa firma.
Esta serie de fotografías, conocidas desde entonces como los Dibujos con luz de Picasso, se hicieron con una pequeña bombilla en una habitación oscura, pero el nombre de Gjon Mili rápidamente se hizo popular y a partir de ese momento cada vez que se hablaba de la famosa (y novedosa) técnica se hacía referencia al impecable trabajo de Gjon Mili.