Duane Michals, de 89 años, es hoy en día uno de los grandes maestros y renovadores de la industria fotográfica.
Este artista, a diferencia de muchos otros de su generación, nunca usa su cámara para captar momentos de la realidad, sino para revelar cuál es su propio estado interno y sus ideas sobre el mundo.
Lo que le separa del resto de los fotógrafos es, sin lugar a dudas, su inmensa curiosidad.
A través de los años, el estilo de este fotógrafo estadounidense, nacido un 18 de febrero de 1932 en McKeesport, Pensilvania, ha evolucionado para no dejar de sorprender.
De sus clásicas secuencias fotográficas, las cuales cuentan con efectos del cine, pasó a series pintadas a mano, las cuales evidencian su deseo de difuminar los límites entre la pintura y la fotografía.
Antes de utilizar por primera vez una cámara prestada durante un viaje a Rusia en 1958, Michals trabajó como diseñador gráfico. Desde muy joven contó con una visión diferente de las cosas, pero no tuvo claro cómo encaminar su talento hasta que llevó a cabo dicho viaje.
Su trabajo, como ya antes habíamos mencionado, siempre fue diferente ya que las cosas que le interesaban no estaban en la calle, así que no le quedó de otra más que recrearlas.
Precisamente así fue como nacieron sus famosas imágenes seriadas a las que luego incorporaba texto.
A Duane Michals siempre le interesó contar historias de una forma amena, con sentido del humor, que abordaran temas complejos como la espiritualidad, el sexo, la religión, la belleza o la muerte.
Debido a esto, el artista se ganó el calificativo de narrador de relatos cortos, lo que a él parece gustarle pues asegura que dibuja letras. Varias décadas han pasado desde que tomó por primera vez entre sus manos una cámara y aún su curiosidad se mantiene como el primer día.
El trabajo de Duane Michals básicamente es una bella mirada a los laberintos del inconsciente, pues de lo que se trata su trabajo es de describir y reflexionar sobre la compleja esencia del ser humano.