Una tarde de 1964, Claudette, la entonces esposa de Roy Orbison, irrumpió en el estudio donde él y Bill Dees grababan algunas canciones para notificarle que viajaba hacia Nashville; Roy le preguntó que si necesitaría apoyo económico para hacer su viaje, a lo que ella respondió: "Las mujeres bonitas no necesitamos dinero".
Tan solo 40 minutos después, Roy y Bill crearon Oh, Pretty Woman, una canción que ocupa el puesto 222 dentro de la lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone.
Esa anécdota explica mucho la fugaz y creativa vida de Orbison, una que realmente comenzó cuando cumplió los 6 años y le regalaron una guitarra que selló su destino.
Nacido en Vernon, Texas, el 23 de abril de 1936, la carrera de Roy no tardó demasiado en despegar. Desde la adolecencia comenzó a componer y a cantar con su banda The Wink Westerners, y como les iba tan bien, Roy se dio cuenta de que con la música podía ganarse la vida.
Llegó para cantar a estaciones locales de radio que quedaron maravilladas con su voz ridículamente buena, una que podía elevarse a las alturas que incluso las chicas de tono alto no podían alcanzar, luego subía una octava más, y después pasaba a los tonos bajos similares a los de Johnny Cash, a quien llegó a ver en vivo.
Su habilidad como letrista, guitarrista, tocador de la harmónica y showman apoyaban su gran voz y con cada canción le fue dando un estilo distintivo y dramático al country, arrastrando las sílabas de la forma a lo que nos acostumbraron después con sus contemporáneos, como Willie Nelson.
Canciones como Only The Lonely, Crying, It´s Over, y Ooby Dooby son solo algunas de las composiciones que hicieron que sus álbumes sonaran enormes.
Un año menor a Elvis Presley, ambos prosperaron en la misma época, sin embargo, el éxito popular fue para el nacido en Tupelo, incluso a pesar de que Roy fuera compositor. No fue hasta que compuso para los Everly Brothers en la década de 1950 que gozó un poco del merecimiento que tanto se había ganado.
La tragedia, una fiel acompañante de Roy Orbison
Durante la década de 1960, el éxito para el Roy solista estaba hecho.
Los conciertos debían de ser frenados para bajar a la gente ansiosa del escenario que buscaba tocarlo, aunque siempre encontró refugio en casa rodeado de sus hijos y su esposa Claudette Frady.
Sin embargo, en junio de 1966, mientras ambos viajaban en motocicleta, Claudette tuvo un accidente y falleció, lo que marcaría la vida de Orbison, quien cayó en depresión y en una falta alarmante de inspiración.
Al poco tiempo después, en septiembre de 1968, Roy, mientras se mantenía sin componer, pero haciendo giras para sostenerse económicamente, recibió la noticia que su casa se había quemado con dos de sus hijos dentro de ella. Esto lo sumergió aún más en la miseria y lo llevó a desaparecer durante casi toda la década de 1970, una no de mucha producción, pero que halló su camino en la influencia hacia artistas como Tom Petty y Bruce Springsteen, quien una vez dijo que en Born to Run "quería un disco con palabras como de Dylan, pero, sobre todo, quería cantar como Roy Orbison".
Johnny Cash, para mostrar su cariño y apoyo a un amigo ahogado en el dolor, compró el edificio y el terreno que fueron quemados, los derribó por completo y construyó un huerto encima para honrar la memoria de Roy Dewayne y Anthony.
Roy de alguna forma se levantó y se volvió a casar, esta vez con Barbara Jakobs, quien lo acompañó hasta su muerte años más adelante. Y como si se tratara de una jugada chueca del destino, la década de 1980 le regresó las ganas de trabajar y lo acercó a la fama que se fue apagando con los años; en 1981 ganó un premio Grammy por That Lovin’ You Feelin Again.
En 1986, David Lynch utilizó In Dreams en su película Blue Velvet, y en 1987 ganó otro Grammy por una versión de Crying junto con K.D.Lang. Al poco tiempo lanzó un álbum con sus temas regrabados y el camino nuevamente estaba trazado. Se sintió valorado y formó The Travelling Wilburys junto a Bob Dylan, George Harrison, Tom Petty y Jeff Lynne.
Cuando estaba trabajando con normalidad y encontrando los triunfos que se había merecido desde siempre tras la publicación de Traveling Wilburys N°1 y Mystery Girl, en noviembre de 1988, Orbison le confesó a su amigo Johnny Cash que estaba teniendo dolores en el pecho, pero no quiso frenar su gran racha y continuó sus conciertos en Bélgica, el Reino Unido, Boston y Ohio, aunque en 1987, como si se tratara de un presagio, sacó la canción Life fades away en el disco Less Than Zero, donde escribe: My time has come, the clouds are calling, donde parece hacer referencia a lo que estaba por venir.
Había experimentado problemas cardíacos en el pasado, incluso se sometió a una cirugía de triple bypass antes de grabar su álbum de 1979 Laminar Flow, pero no tomó con seriedad la urgencia.
Se gestó la última tragedia de su vida el 6 de diciembre de 1988, cuando murió a causa de un infarto a sus cortos 52 años.
Roy dejó un legado vivo que se oye y se siente a través de su voz capaz de levantar a un muerto, una que no se sabe si pertenece a un cantante de ópera, a un hombre del blues, o a un mariachi. Lo cierto es que entre la tragedia y el rock, encontramos la voz de The Big O, una que vivirá para siempre entre el pelo rocanrolero, una guitarra potente y sus lentes negros como el destino que lo acosó.