En la calle Trafalgar 20, cerca de la plaza de Olavide, en el barrio madrileño de Chamberí, se ubica la pequeña pastelería especializada, Pastelería Cara Mela.
Ahí uno encontrará dos habitaciones, una blanca y otra verde, las cuales conforman esta llamativa pastelería de bloques de colores que el estudio de arquitectura e interiores Casa Antillón ha completado en Madrid.
El diseño se presta naturalmente a tener habitaciones de diferentes colores. "Desde el principio", explica, "tuvimos la visión de una cascada espacial de habitaciones separadas por aberturas de colores contrastantes en las paredes".
Al final, esta opción fue muy adecuada con la arquitectura del edificio existente, ya que el piso desciende desde la entrada hasta la parte trasera de la tienda.
El proyecto arquitectónico trabaja con dos operaciones espaciales contrapuestas que han llamado sístole y diástole, las cuales se enfrentan y confrontan.
"La sístole y la diástole son los movimientos de contracción y expansión del corazón", explicó el estudio. “Para nosotros, se refiere a este juego espacial donde un espacio se contrae y atrae al visitante, mientras que el otro se expande dejando que el mismo visitante se relaje en el salón”.
El primer espacio es blanco, en donde uno es recibido, y es pequeño y se contrae, formado por un mueble equipado que recibe al visitante y que reúne todas las necesidades de las clientas.
Este artefacto se pliega y toma múltiples formas; se podría decir que es un mostrador, pero también una barra, un almacén, un refrigerador, un horno, una caja registradora, una estantería, una basura, una cafetera, un molinillo y un lavabo. Este espacio es tan pequeño se convierte en una suerte fachada interior que invita y que se derrama en el siguiente sala.
El espacio está dominado por una unidad angular de acero inoxidable, que incorpora un mostrador alto donde los clientes pueden pararse y comer, una estación para lavarse las manos y una vitrina de vidrio.
La habitación trasera se terminó completamente en un rico tono verde mar, excepto por los escalones que conducen al espacio, que están revestidos con azulejos blancos para crear la impresión de que la habitación delantera se "derrama" en la parte trasera de la tienda.
Repartidas por todo el espacio hay unas cuantas mesas de bordes retorcidos que se equilibran sobre patas delgadas de metal, que también son de color verde mar.
Fundada en 2019, Casa Antillón está dirigida por los arquitectos Marta Ochoa, Ismael López, Emmanuel Álvarez y Yosi Negrín.
Cara Mela no es el primer proyecto que el estudio realiza en su ciudad natal de Madrid. En otro lugar de la capital española, el estudio ha diseñado Mood, una peluquería de moda con fachada de acero galvanizado.