Ian Woods está atrapado en tres grandes pasiones: es ochentero, ama la cultura pop y el arte del collage, mediante el cual desfigura imágenes para, justamente, darles forma. Es un deconstructor disruptivo.
Woods se describe a sí mismo como un artista de remezclas. Sus collages reversionan a atletas, actores, modelos y músicos. El arte se superpone en más de un sentido; revelan tanto como ocultan. Los remolinos del rostro de Kali Uchis oscurecen fragmentos de su cuerpo. Los anuncios de Stüssy recuperados se cortan en ingeniosos bucles. La cara de Lauryn Hill está partida en dos.
El llamado “artista de remixes” toma los rostros de las celebridades y los corta, los combina, los cambia a mano, haciéndolos algo desconocido, animándonos a mirar más de cerca y potencialmente incitándonos a cambiar la forma en que los vemos. Así hace que su trabajo sea visto.
“Siempre me ha gustado la cultura pop”, dice Woods. Su madre tenía la revista People en su baño cuando él era un niño, y juntos veían programas en MTV y VH1, como Oprah y The Fabulous Life.
Es importante, explica Woods, que no veamos a las celebridades en su obra como meros objetos. Aunque sus collages no comentan sobre la cultura pop, nos invitan a detenernos y mirar, y luego mirar una vez más. Hacemos una doble toma porque lo familiar se ha roto y luego se ha vuelto a armar.
Los sujetos de Woods tienden a ser celebridades modernas, pero sus collages tienen un sentimiento nostálgico. Inspirado en artistas como Warhol, Haring y Basquiat, utiliza principalmente fotografías analógicas.
“Me gustan las cosas renovadas, la ropa de segunda mano, las cosas con sentimiento”, dice en entrevista a WePreent. “Es lo mismo con las imágenes. Voy tras la emoción”.
Esto también se refleja en las poses de sus sujetos, que no siempre son alegres. Uno de sus collages presenta una fotografía de Zendaya, publicada originalmente en Vogue Italia, donde la actriz mira fuera de la pantalla con una angustia casi bíblica.
El perfil emocional de las imágenes de Woods parece atraer a una amplia audiencia de Instagram, y la mayoría de sus clientes lo encuentran a través de las redes sociales, dice.
Ayuda que sea prolífico, a menudo comparte cuatro o cinco collages nuevos con sus seguidores en una semana. Actualmente, está creando obras de arte para una campaña de Spotify, y The New York Times seleccionó recientemente la portada de un libro que diseñó, la primera en su vida, como una de las mejores portadas de 2022.
“Encuentro el trabajo comercial menos estresante que mis proyectos personales”, dice, “ya que los clientes a menudo eligen el material de origen por adelantado. Saben lo que quieren. Ellos proporcionan las fotos”, explica.