El artista Vicente Rojo y el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez eran lo que muchos conocemos coloquialmente en México como “un estuche de monerías”, es decir, que contaban con varios talentos.
De Rojo podemos decir que fue un maestro de maestros en materia de diseño gráfico. Por décadas se desempeñó como diseñador de libros y carteles, director artístico de suplementos culturales y publicaciones periódicas, fundador, editor y diseñador de casas y colecciones editoriales.
Fue un trabajo que desarrolló a la par de su ejercicio pictórico aunque siempre diferenció ambas esferas de su trabajo: la oposición entre lo utilitario y lo estético, lo social y lo personal.
Entre sus aportaciones más importantes en esta materia se encuentra el haber confundado la editorial Era en 1960.
Portada de Aura de Vicente Rojo. Fuente: Ediciones Era
Precisamente en Era fue donde diseñó algunas de las colecciones fundamentales como la Serie del Volador de la editorial Joaquín Mortiz (1963) y buena parte de las portadas de la Colección Popular del Fondo de Cultura Económica (1959-1964).
Y otro de sus grandes diseños, y tal vez más populares, fue la portada de la primera edición de Cien años de soledad.
Resulta que por petición de Gabriel García Márquez, Rojo se encargaría de crear la portada de la primera edición de este importante libro, pero no llegó a tiempo para su publicación, por lo que se tuvo que improvisar otra.
Ya en la segunda edición, en junio de 1967, el libro apareció con la portada original de Rojo. En palabras de su autor, no pretendía reflejar elementos precisos de la novela, sino que escogió imágenes populares.
Portada de Cien años de soledad hecha de Vicente Rojo. Fuente: Noticias 22 Digital
En cuanto a Pedro Ramírez Vázquez bueno, su legado arquitectónico es bien conocido por todos, debido a que dio vida a magnas obras como el Museo de Antropología e Historia, el Estadio Azteca y la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, pero tuvo una faceta menos conocida.
Ramírez Vázquez diseñó joyería, objetos de plata, tapices, muebles y logotipos como el de las Olimpiadas de 1968, atribuido erróneamente al estadounidense Lance Wyman.
El arquitecto produjo diseños siempre debido a que era un hombre súper inquieto. Un dato que resulta curioso es que este gran personaje fue quien creo el logotipo para la empresa Televisa.
Pedro Ramírez Vázquez lo hizo casi todo ya que la arquitectura no le bastaba, así que decidió expresarse en todos los ámbitos del diseño: tanto el decorativo (con sus bellísimas piezas de cristal), el gráfico (con extraordinarios logotipos) e industrial (haciendo adobes).
Escultura en cristal de plomo de Pedro Ramírez Vázquez. Fuente: Galerías Louis C. Morton