Tras graduarse de la California Collage of Arts & Crafts, Ryan Weideman viajó a Nueva York para alcanzar la cima del arte, y trabajó en ello hasta forjar uno de los archivos fotográficos más entrañables de la década de los 80, el libro In My Taxi: New York After Hours (1991).
Logro que alcanzó mientras trabajaba para pagar sus necesidades básicas de comida y techo con un automóvil prestado.
A lo largo de 30 años Weideman trabajó como taxista de medio tiempo –de las 5 PM a las 5 AM– a la par que fotografiaba a los personajes lo abordaban, con el fin de narrar la vida nocturna neoyorquina a su manera.
“Después de la primera semana detrás del volante, pude ver el potencial fotográfico de esta actividad… Tantas personas interesantes e inusuales subieron a mi taxi que lo púnico que podía hacer era fotografiarlos”, describe Wideman sobre su motor creativo.
Adecuándose a la atmósfera de cada momento, las imágenes de Weideman muestran a los protagonistas al natural en el asiento trasero del auto, en un retrato junto al fotógrafo o capturados in fraganti desde la ventana del conductor.
Como sea el caso, cada una de las fotografías narra una historia distinta sobre el panorama social y cultural que imperaba en Nueva York hace cuatro décadas.
Entre los pasajeros destacados que pasaron por la lente del artista se encuentra el reconocido poeta de la generación Beat, Allen Ginsberg, imagen que actualmente reside en el Museo de Brooklyn.
Asimismo, el trabajo de Weideman se encuentra en las colecciones de muchas instituciones emblemáticas, como el Museo de Oakland y el Instituto de Arte de Chicago.
En 1986 recibió una beca de la Fundación para las Artes de Nueva York, en 1992 fue reconocido con la Beca Guggenheim Fellowship y, posteriormente, ganó la beca NEA Fellowship.