Un pintor de retratos, de escenas de género, de interiores con figuras y naturalezas muertas, Marius Borgeaud es uno de los pinceles más llamativo de Suiza.
A diferencia de muchos artistas que viajaron a Bretaña en busca de nuevos temas, Borgeaud no parecía haber estado interesado por las escenas pintorescas o los monumentos locales, por lo que se propuso representar hechos y escenarios cotidianos, con un marcado carácter regional.
Nació el 21 de septiembre de 1861 en Pully (Lausana) y murió el 16 de julio de 1924 en París.
Escapando de todos los estilos e influencias, Borgeaud pintó lo mundano de una manera que lo hace parecer irreal.
Fuente: Tutt ´Art
En los lienzos de Marius, las sombras nunca están donde deberían estar, dando a su gente y hogares una sensación de animación suspendida, como si la luz hubiera viajado a su alrededor un día entero sin moverse.
Con sus retratos y sus paisajes cerrados, da la impresión de que la eternidad se ha detenido en la puerta del pintor, también para admirar su fabulosa calidad pictórica.
Comenzó su carrera como una especie de playboy, viajando por el mundo y derrochando su herencia. Finalmente se instaló en París, donde estudió en el Institut Cormon, luego en la Académie de la Grande-Chaumière, donde conoció a pintores franceses emergentes.
Más tarde expuso en el Salon d'Automne de París entre 1909 y 1923, y en el Salon des Tuileries en 1924, que lo establecieron en el circulo de élite de la pintura loca.
Su tema se extrajo de Bretaña, España y Suiza (donde se vio obligado a regresar durante la Primera Guerra Mundial). Ahí desarrolló su estilo personal distintivo, que no emergió completamente hasta que tuvo alrededor de cuarenta años.
A lo largo de su resiliente carrera, Marius demostró ser un agudo observador de la vida familiar y produjo composiciones de género que tenían una dignidad intrínseca e inusual.
Ya hecho un hombre mayor, se contentó con centrarse en lo que eran esencialmente temas banales, por ejemplo, en el interior de una iglesia, un ayuntamiento, un bistró o una tienda de barrio, pero los representó fielmente y sin matices simbólicos.
En esos años también pintó retratos y naturalezas muertas, que sobresalían dados sus colores y su enfoque duro, aunque nunca gozaron del éxito de sus paisajes cotidianos.
Borgeaud pintó en un estilo que recuerda un poco a los Nabis (sobre todo en sus lienzos bretones, haciendo referencia a André Bretón) y, más especialmente, a su compatriota Félix Vallotton.
Después de breves paradas en Pont-Aven y Locquirec en 1908, Borgeaud se trasladó en 1909 a Rochefort-en-Terre en Morbihan, done creó dos de sus series más famosas; ambas le valieron un gran éxito en el salón parisino de los Independientes.
En Rochefort-en-Terre, Borgeaud conoció a Madeleine Gascoin, 28 años menor que él, con quien se casó en 1923. Mientras tanto, se mudó a otro pueblo de Bretaña, Le Faouët.
Como artista, prefería lugares anónimos como la estación y siempre pintaba interiores más privados, manteniendo un cariño especial por las escenas de posadas.
Borgeaud se trasladó al año siguiente a Audierne, donde los problemas de salud se apoderaron de él en 1924. Finalmente regresó a París, donde murió en su apartamento el 16 de julio de 1924.