Las imágenes que captura con su lente la fotógrafa holandesa-croata Sanja Marušić son verdaderas joyas debido a que trasladan a maravillosos lugares que solo pueden existir en el subconsciente de las personas.
A partir de que cumplió 15 años, esta artista, quien actualmente tiene 31, empezó a tomar fotografías a raíz de que le regalaron su primera cámara.
Tan solo dos años después, Marušić logró ingresar a la Royal Academy of Art de La Haya y en cuatro años más se graduó con los más altos honores.
A lo largo de su carrera profesional, Sanja Marušić se ha dedicado a crear imágenes de otro mundo debido a que siempre experimenta con los colores, las composiciones, los materiales que emplea y cómo manipula cada elemento en cada toma para así lograr crear extraordinarias escenas que parecen haber salido de un sueño.
Para lograr lo anterior, esta artista se ha dedicado a recorrer el mundo para hallar los escenarios ideales en los que puede capturar imágenes que parecen haber salido de otros universos pero sobre todo que buscan, de una u otra forma, jugar con el subconsciente del espectador.
Un rasgo que caracteriza las imágenes que toma Sanja Marušić es que suele simplificar los cuerpos de quienes protagonizan sus historias con formas geométricas para luego estilizarlas, de una forma bellísima y súper sofisticada, al incorporar complejos e hipnóticos movimientos de baile.
Poniendo los lugares por encima de las personas, muchas de las fotografías de Sanja suelen situarse en amplios y futuristas espacios abiertos debido a que esta artista siempre intenta crear surrealistas e inigualables emociones visuales.
A menudo Sanja Marušić utiliza colores frescos y brillantes, así como objetos y accesorios singulares, para crear narrativas bastantes diferentes y enigmáticas.
Con el paso del tiempo y la experiencia que ha ido adquiriendo, esta artista también decidió llevar su tan peculiar estética, una que resulta sumamente fácil de reconocer, al mundo editorial a través de libros y revistas, además de la industria cinematográfica.
