Konstantin Makovsky fue un famoso pintor realista ruso de escala monumental y ricos en detalles exóticos, resultando en impresionantes pinturas que personifican el encanto de la antigua Rusia.
Trabajó como pintor de género, fue un maestro de la pintura histórica y también fue un hábil paisajista. No obstante, Makovsky es especialmente conocido por sus elegantes retratos femeninos de salón.
Konstantin nació en Moscú como el hijo mayor de una figura del arte ruso y pintor aficionado, Yegor Ivanovich Makovsky, quien fuera el fundador de la clase natural, la escuela de arte que más tarde se convirtió en la famosa Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú.
Entre los amigos de la familia se encontraban Karl Briullov y Vasily Tropinin, quienes a menudo se presentaban en la casa de Yegor, por lo que todos sus hijos no tardaron en convertirse en pintores notable. Fue tanta esta influencia que hacia el final de su vida, Konstantin escribió "Por lo que me convertí, creo que debería agradecer no a la academia ni a mis profesores, sino solo a mi padre".
Demonio y Tamara, 1889. Fuente: arthive
Para 1851, Konstantin se convirtió en el mejor estudiante de su escuela, obteniendo fácilmente todos los premios disponibles gracias a sus inclinaciones al romanticismo y los efectos decorativos. Después de graduarse, Makovsky, profundamente en oposición a las restricciones académicas que existían en el mundo del arte en ese momento, se fue a Francia con la esperanza de convertirse en compositor, pero después de hacer una gira por Europa para familiarizarse con la música tradicional y clásica, finalmente eligió la pintura como su camino a seguir.
En 1858, Makovsky ingresó en la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo, y a partir de 1860, participó en las exposiciones de la Academia con pinturas que fueron adquiriendo una gran atención de críticos y compradores por igual, como lo fueron Curación de ciegos, de1860, y Agentes del falso Dmitry matan al hijo de Boris Godunov de 1862. En 1863, junto con los otros 13 estudiantes elegibles para participar en el concurso para la Gran Medalla de Oro de la Academia, se negó a pintar sobre el tema establecido en la mitología escandinava, por lo que fue expulsado de la academia sin un diploma formal.
Fue entonces que el joven pintor se convirtió en miembro de una cooperativa de artistas dirigida por Ivan Kramskoi, quien es reconocido como líder de los Wanderers, pintores comprometidos con la igualdad de todas las personas. En ese tiempo, Konstantin y su grupo navegaron su arte explorando cuestiones morales y éticas buscando una manera de retratar los ideales rectos de su tiempo.
Más tarde, Makovsky se unió a Artel of Artists, una asociación cooperativa fundada por el mismo Kramskoi, cuyos miembros eran artistas realistas que abogaban por representaciones más realistas de la vida cotidiana de la antigua Rusia, ahí, sus notables obras de ese período como La Viuda, de 1865, y La Herringwoman, de 1867 terminaron por colocarlo a la cúspide de la escena pictórica de su país, gozando de amplia difusión y un itinerario dedicado solemnemente a pintar.
En 1870, se convirtió en miembro fundador de la Sociedad de Exposiciones de Arte Itinerantes y continuó trabajando en pinturas del género del realismo. Viajó por el norte de África y Serbia a mediados de la década de 1870, lo que resultó en un cambio estilístico significativo porque sus intereses pasaron de los problemas sociales y psicológicos a los problemas artísticos de colores y formas.
En la década de 1880, se convirtió en un autor de moda de retratos y pinturas históricas, por las cuales continúa siendo recordado. Al poco tiempo, vuelto un retratista de intelectuales, zares y algunas de las personas más influyentes de su época, tanto que fue invitado a la Exposición Universal de 1889 en París, donde recibió la Gran Medalla de Oro por sus cuadros Muerte de Iván el Terrible, El juicio de París y Demon y Tamara.
Hacia los últimos años de su vida, era uno de los artistas rusos más apreciados y mejor pagados de la época, defendiendo la verdad y la belleza artística, así como los valores morales y estéticos que consideraba inseparables. Fue muy querido entre sus muchos amigos y su trabajo influyó en sus contemporáneos tanto en la técnica como en la ideología.
Su estilo se caracteriza por una gama limitada de color, impulsado casi en su totalidad por valores tonales y siempre interpretado con gran habilidad. Sus composiciones están diseñadas simplemente para que el punto focal se convierta en las texturas altamente renderizadas que crea para la piel, el cabello y la ropa. Sobre todo, el respeto del artista por sus súbditos siempre se manifestó. Murió el 17 de septiembre de 1915 a los 76 años.
Mirando hacia la actualidad, muchos críticos de su país lo recuerdan como un renegado de los ideales de los Wanderers que produjo obras llamativas pero superficiales, mientras que otros lo ven como un precursor del impresionismo local.