La diversidad del trabajo de Joan Gillespie es extraordinaria.
Estamos ante una artista que abarca desde una encantadora colección de retratos, obras figurativas, paisajes y bodegones.
Al final de todo, sus retratos de rostro fresco definen la esencia de la gracia y la belleza femenina.
Capta las poses serenas y tranquilas de las mujeres jóvenes a través de la sencillez de pinceladas amplias y rápidas con solo un par de líneas.
Joan nació en Dundee en 1954, y estudió pintura en Duncan of Jordanstone College of Art Dundee y completó un curso de Diploma en Edinburgh College of Art.
Su formación artística en la universidad se benefició de estudiar con Alberto Morrocco y también con Sir Robin Philippson, quienes se encargaron de educar su pasión y llevarla a transformar sus lienzos en grandiosos trabajos de identidad y expresión.
Después de ser diseñadora en los Museos Reales de Escocia en Edimburgo entre 1979 y 1986, comenzó a pintar a tiempo completo.
Se metió a varios concursos y fue finalista en el Concurso de Retratos de Morrison, RSA, 1991, y en el Concurso de Paisajes de Laing, Mall Galleries, 1992, y también exhibió en el Royal Glasgow Institute of the Fine Arts, RWS y SSWA, así como en muchas galerías privadas.
Desde joven, Joan tenía afinidad por las obras de arte de algunos de los impresionistas, los Nabis, la Newlyn School, los Glasgow Boys y los coloristas escoceses.
Otras influencias han sido los maestros modernos del fauvismo: Derain, Matisse y Cezanne.
Bajo la maestría de estos maestros, Joan se hizo una artista realmente cuidadosa de la composición, la calidad de la pintura y la distribución del color en la pintura, temas que hasta la fecha son muy importantes para ella.
A lo largo de su vida, se ha transformado en una artista con una naturaleza altamente transgresora y subversiva del arte, lo que hace que estos detalles se encuentren en el corazón de la reputación del artista.
Joan tiene un enfoque audaz y vibrante para el uso del color, tanto en la elección de la paleta como en la aplicación salvaje y despreocupada, y a pesar de la vitalidad del tono y la textura, sus obras de arte son a la vez evocadoras y tranquilas en su composición y ejecución.
La fluidez de su arte la ha llevado a hacerse uno de los pinceles más llamativos de la escena pictórica de Escocia, mientras sus pinturas se involucran en los temas de género, política sexual y erotismo, aunque aún mantenía un enfoque en las experiencias.
Es, sin lugar a dudas, una artista que vale la pena seguir de cerca.