Una cosa es cierta, por encima de varias concepciones acerca de la década de los 80: su paradigma etéreo, pero tangible; impersonal, aunque propio; desenfadado, mas comprometido, y ligero sin dejar de ser profundo, logró hacer un puente ecléctico en el que algunos, casi medio siglo después, están subiéndose, como la fotógrafa Carlijn Jacobs, quien parece que sus 31 años de edad son de experiencia mirando y creando imágenes de moda y, en el fondo, de vida.

Fotografía de Carlijn Jacobs. Fuente: Vogue
Apenas dar una ojeada (u hojeada, si se permite el arcaísmo) a sus plataformas digitales, uno entiende que la fotógrafa de moda –avecindada en Ámsterdam– nos muestra su desenfado por las imágenes no perfectas, en donde encuentra su remanso ideal (vaya, su propia idea de la perfección).
Una suerte de planear, cual directora de arte que es, el encuadre perfecto para cada una de sus sesiones fotográficas, para luego poder alterarlo intuitivamente en el momento en que vive la interacción con las personas que posarán frente a su ojo inquieto. Como romper para crear.

Jacobs opta por las imágenes no perfectas. Fuente: Carlijn Jacobs Instagram
Sus portafolios, porque no se puede hablar de un solo estilo, están llenos de instantáneas espontáneas, que a la postre conforman una propuesta sólida y consistente. No hay nada improvisado en su trabajo, pero todo está abierto al cambio.
Carlijn Jacobs es una ecléctica que exhala por cada poro un mensaje claro: al goce ávido de cada experiencia sublime (que muere al momento mismo en que se crea), sobrevive la sed que lo desea. Esa es Jacobs, una reencarnación del poeta mexicano Jorge Cuesta.
Sus instantáneas medio borrosas neo post-punks, recuerdan el espíritu rebelde y anárquico (que no caótico) de la juventud que lo fue hace más de cuatro décadas… pero parecen actuales. “Mi estética es poética, oscura, surrealista, irónica e icónica”, explicó Jacobs, a la revista Vogue, sobre su propio trabajo.


Imágenes capturadas por la fotógrafa Carlijn Jacobs. Fuente: Carlijn Jacobs Instagram
Cual si hubiese pertenecido a las vanguardias rusas, su paleta de color son un Rothko; y su ambición por ver el detalle y el contexto al mismo tiempo son un Rodchenko. Los conjuga y actualiza en su propuesta. “Los colores y las combinaciones de colores son una obsesión constante para mí”, define la fotógrafa.


Fuente: Carlijn Jacobs Instagram
En su trabajo, Carlijn Jacobs exhibe, además, sus habilidades naturales de antropóloga semiótica: en sus fotos de producto para revistas de moda de primer orden, se confunde en qué momento los artículos reseñados gráficamente son de la colección de la temporada que está retratando y en qué momento salen de su propio guardarropa: es una verdadera Levi-Strauss haciendo observación participante en cada momento.

Kendall Jenner, una de las modelos más cotizadas, también fue fotografiada por Carlijn Jacobs. Fuente: Carlijn Jacobs Instagram
Jacobs es la poética perfección de una ecuación matemática esférica. Equilibra la balanza: ecléctica, pero con acentos. Un yin y un yang. Una clásica de moda: es la profunda experiencia de ser joven.