Carlos Pérez Siquier, maestro en el uso del color en la industria fotográfica, murió a los 90 años en el Hospital Universitario Torrecárdenas de Almería, España, donde ingresó debido a un aneurisma en el abdomen.
Mejor conocido como el gran renovador de la fotografía española, Pérez Siquier pudo modernizar dicha industria desde mediados de la década los 50 desde la Agrupación Fotográfica Almeriense (Afal).
El reconocido fotógrafo, junto a José María Artero, quien murió hace 20 años, pusieron en contacto, gracias a Afal, a los nuevos fotógrafos de diferentes partes de España para dar a conocer sus trabajos y teorías para así alejarse totalmente del salonismo y el pictorialismo.
Como otros grandes fotógrafos españoles, Carlos Pérez Siquier vivió de lo que trabajó como bancario durante más de 30 años, por lo que sus fines de semana estaban dedicados a su gran pasión.
Su amor por la fotografía nació desde que era chico, pues su padre instaló en su hogar una ampliadora y cubetas para el revelado de imágenes.
Pérez Siquier, que se definía a sí mismo como un artesano, estuvo en activo hasta los últimos días de su vida ya que le entusiasmaba la idea de desarrollar más proyectos para dar a conocer lo más que pudiera su obra.
Procuraba no hacer reencuadres, ni usar flash ni trípode. Siempre estaba buscando la forma de reinventarse y de experimentar, pues sabía que en dichos recursos encontraría la magia que necesitaba para su obra.
En 2003 obtuvo el Premio Nacional de Fotografía en España por su constante afán de renovación en la búsqueda de nuevos lenguajes fotográficos, así como por la influencia que ha tenido en la fotografía contemporánea.
Sin lugar a dudas, Carlos Pérez Siquier fue un hombre que disfrutó cada día de su vida de su gran pasión, por lo que su extraordinario trabajo pudo alcanzar otra dimensión.