A Bill Brandt se le reconoce por ser fundador de la fotografía moderna, junto a Walker Evans y Cartier-Bresson; y por legar postales para entender la vida británica de mediados del siglo XX, en las que explora a la sociedad, la anatomía humana, el paisaje, y la literatura inglesa.
Originario de Hamburgo, Brandt nació el 3 de mayo de 1904 en el seno de una familia de origen ruso, y creció entre Viena, París y Londres, donde se estableció hacia 1931.
Entusiasmado por las posibilidades de la influencia surrealista, el trabajo de Brassaï y de Eugène Atget, se convirtió en el gran documentalista de tintes poéticos de la vida social y cultural londinense.
Trabajó para publicaciones como Weekly Illustrated, Lilliput y Picture Post, y produjo los libros The English at Home (1936), A Night in London (1938), Camera in London (1948) y Literary Britain (1952), en donde imprimió su tema favorito: los contrastes sociales.
Con la idea de iniciar una nueva vida, alejado de sus raíces teutonas, Hermann Wilhelm Brandt anglicanizó su nombre a Bill y, por su apariencia aristocrática, pasó a ser asiduo espectador de las carreras de caballos de Ascot.
Dicho cambio de identificación generó un halo de misterio en torno a su persona y a su producción fotográfica, en la que expresa una permanente atracción por lo inusual.
“Su estética se acerca así al concepto de ‘lo siniestro’, entendido como algo opuesto a la idea de lo familiar, de lo habitual. Este elemento actuará como línea argumental de una producción profesional y artística que, en un principio, parece errática y dispersa”, expresa la Fundación MAPFRE, en donde se le dedicó la primera retrospectiva en España al artista, desde octubre de 2020 hasta enero de 2021.
Sobre su afición por los retratos, el artista escribió: “Un retrato no debe ser solo una imagen, sino un oráculo que uno interroga… El fotógrafo tiene que esperar hasta que en la expresión del retratado ocurra algo intermedio entre el sueño y la acción”.
Brandt invertía horas al interior del cuarto oscuro para trabajar las copias finales de sus fotografías, por lo que se volvió un maestro del revelado y la impresión al aplicar las técnicas artesanales del aumento a la ampliación, el uso de pinceles, y otros conocimientos adquiridos durante su formación.
Alumno de Man Ray, Bill gustaba de retocar sus fotografías hasta acercarse al termino freudiano unheimlich, que significa la “inquietante extrañeza”.
Admirado por hacer del arte abstracto un lenguaje fotográfico, Bill Brandt retrató la mirada de artistas como Jean Arp, Antonni Tàpies, Max Ernst, Giacometti, Georges Braque, Henry Moore, Francis Bacon, Pablo Picasso, Graham Greene, Peter Sellers, entre otros.
De acuerdo a su biógrafo Paul Delany, el artista era amante de los secretos y admiraba la obra de Fiódor Dostoievski, Gustave Falubert, Franz Kafka, Guy de Maupassant, Charles Dickens y Ernest Hemingway. Falleció el 20 de diciembre de 1983 a los 79 años.
“Considero esencial que el fotógrafo haga sus propias copias y ampliaciones. El efecto final de la imagen depende en gran medida de esas operaciones, y solo el fotógrafo sabe lo que pretende” – Bill Brandt
Dato curioso
Para conseguir que los desnudos que retratara dieran la apariencia de gran profundidad de campo y resultaran composiciones surrealistas, el fotógrafa utilizaba un equipo Kodak que tenía un lente angular integrado.