El arte sueco, junto con la práctica escandinava en general, es una de las grandes incógnitas de la escena del arte contemporáneo.
Pero lo anterior está cambiando gracias al interés de coleccionistas, curadores y críticos ansiosos por investigar (y ensalzar) los méritos de una parte del mercado mundial del arte que inexplicablemente se ha pasado por alto por años.
Precisamente por eso, en esta ocasión hablaremos de la propuesta de tres artistas suecas cuyas propuestas cuentan con un gran potencial.
Christine Ödlund, Gunnel Wåhlstrand y Charlotte Walentin son, en esta ocasión, nuestro tema central aunque hay muchísimas más que valdría la pena abordar más adelante.
Christine Ödlund
Las obras de esta artista sueca de 58 años resultan sencillamente geniales ya que a menudo se pueden leer como composiciones musicales. No solo son bellas estéticamente, sino que engloban todo un universo.
Entre 1992 y 1995, Christine tomó cursos en la Academia de Fotografía, dentro de la Universidad de las Artes de Estocolmo. Luego, entre 1995 y 1996 reforzó su aprendizaje al estudiar en la Real Academia de Bellas Artes, en el departamento de video, en Estocolmo.
Y si lo anterior no fuera suficiente resulta que también estudió música electroacústica en el EMS (Elektronmusikstudion) de Estocolmo entre 2002 y 2004.
En los último años, los trabajos de Christine Ödlund presentan dos grandes ejes de investigación: la notación de la música electroacústica y la forma invisible en la que las plantas se comunican.
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Gunnel Wåhlstrand
Esta artista crea asombrosas pinturas fotorrealistas totalmente inspiradas en las imágenes instantáneas que en el pasado se tomaban.
Sus obras a gran escala en tinta china generalmente presentan imágenes de su padre, o lugares y personas con las que tiene algún vínculo, lo que hace que sus creaciones resulten sumamente personales.
Cabe señalar que su padre es un tema recurrente en sus creaciones debido a que él se suicidó cuando ella solo tenía un año, por lo que sus obras se convierten en una especie de ejercicio forense.
Su trabajo, como su personalidad, resultan intensos y reflejan a la perfección sus procesos de investigación para llevar a cabo cada obra.
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Charlotte Walentin
Aunque cuenta con cierta popularidad en Suecia, el trabajo de Charlotte Walentin es poco conocida fuera de este territorio, lo que es realmente penoso pues cuenta con una innovadora y sólida propuesta.
A principio de la década de los 90, Walentin se abrió paso en el mundo del arte gracias a los intrincados dibujos figurativos que llevaba a cabo.
Estos gradualmente se transformaron en obras de naturaleza más conceptual sin perder nada de su complejidad visual, lo que le dio un estilo que cautivador.
En los últimos años, Charlotte Walentin se ha enfocado en crear obras más escultóricas, configuradas en piezas que imitan parcialmente pinturas murales o irrumpen en un espacio tridimensional.
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