Rudolf Schlichter fue uno de los más importantes representantes de la Nueva Objetividad alemana, corriente que rechazó al expresionismo y prefirió al realismo que, en algunas ocasiones, llegaba a la exagerada caricatura.
Schlichter, quien nació el 6 de diciembre de 1890 en Calv, Alemania, inició su carrera como pintor de esmaltes en una fábrica.
A partir de 1910 empezó a autodenominarse como decadente y a vestir como su ídolo Oscar Wilde, por lo que empezó a llamar la atención.
Durante sus primeros años de formación como artista, Schlichter llegó a compartir un departamento con una prostituta, lo que marcó su producción de aquella época pues llevó a cabo un gran número de desnudos que vendió sin problema alguno.
Años después tuvo que luchar, como muchísimos otros artistas de su generación, en la I Guerra Mundial, pero Rudolf, comunista y pacifista, se puso en huelga de hambre para poder escapar de la misma.
En 1919 llegó a Berlín, donde su carrera despegó entre cabarets, fiestas interminables y el apogeo del dadaísmo.
Schlichter desarrolló un arte sumamente marcado por la vida nocturna de aquella Alemania en la que le había tocado vivir. Cada una de las personas que retrataba representaban fascinantes historias.
El tiempo pasó y para 1927, Rudolf Schlichter decidió abordar cada vez menos temas políticos en su obra. Lo anterior quizás se debió a que retomó su fe católica o al que se haya casado con Elfriede Elisabeth Koehler, mejor conocida como Speedy.
La llegada de Hitler al poder hizo que su producción se volviera más pesimista aún y, aunque fue encarcelado y tachado de degenerado, esto no detuvo que siguiera creando.
Hasta el día de su muerte, el 3 de mayo de 1955, a los 65 años, Schlichter siguió pintando en Múnich, Alemania.