Hannah Höch: La dadaista que criticó a la sociedad del siglo XX
En un mundo dominado por los hombres, Hannah Höch fragmentó a la sociedad europea de siglo XX en sus collages dadaístas.
A principios del siglo XX, un grupo de artistas europeos empalmó imágenes que habían encontrado en medios populares para crear collages con crítica social.
En ellos, se mostraban las declaraciones individuales de sus creadores y la cultura visual de un momento histórico importante.
Este puñado de artistas llamó a su movimiento: Dadaísmo.
Rápidamente, sus nuevas y extrañas obras de arte ofrecieron importantes ideas polémicas que correspondían a temas como género, política y creatividad.
Dadaísmo
El dadaísmo es un movimiento cultural y artístico creado con el fin de contrariar a las artes.
De preguntarse para qué podría servir en un momento de guerra y crisis. Así como cuáles eran sus parámetros. Cómo era y cómo debía ser.
Surgió en 1916 en el Cabaret Voltaire en Zúrich. Fue propuesto por Hugo Ball, escritor de los primeros textos dadaístas.
Posteriormente, se unió el rumano Tristan Tzara, quien llegaría a ser el emblema del dadaísmo.
En Alemania, la mayoría de los artistas de Dada que trabajan en fotomontaje eran hombres: George Grosz, Raoul Hausmann y Kurt Schwitters.
Sin embargo, la alemana Hannah Höch se haría un espacio en un mundo liderado por hombres artistas.
Y pronto, se haría conocida por su incisivo collage político y su dura crítica a los estereotipos y arquetipos de belleza femenina.
La dadaísta olvidada
Hannah Höch nació en 1889 en Gotha, Alemania. Es una de las artistas de collage más importantes del siglo XX.
En 1912, se mudó a Berlín para asistir a la Escuela de Artes Aplicadas. Estudió vidriería y diseño de libros de arte.
Sin embargo, tomó un breve descanso de sus estudios durante la guerra para trabajar en la Cruz Roja.
En 1915, cuando la guerra llegó a su fin conoció a Hausmann, quien la introdujo en su círculo de artistas de Dada y se convirtió en su amante.
A pesar de la habilidad significativa de Höch, Hausmann no la tomó en serio, y casi rechazó su participación en la Primera Feria Internacional de Dada en Berlín en 1920.
Otro ejemplo denigrante fue el apodo “niña buena” del pintor Hans Richter.
Crítica y lucha
Trabajó en la industria de la moda y exploró el arte abstracto de su tiempo. Lo cuestionó y se burló de él, justo como el Dadaísmo.
Criticó a la sociedad, plasmándolo en un mundo fragmentado en sus collages o fotomontajes.
Además, cuestionó la idea y el concepto de belleza femenina. Desde la ropa que se utiliza hasta el aspecto físico y la persona.
Así como los arquetipos impuestos a las mujeres.
Y la presión sobre estas; qué es la belleza y sobre lo que se espera y exige de ellas.
Inclusive sobre cómo la humanidad en general concibe la belleza y las personas se viven así mismas como hermosas.
Hizo hincapié en un mundo fragmentado, colapsado por la guerra y las crisis económicas.
Las composiciones del cuerpo entero y los rostros, fueron las principales características de su trabajo, los volvía alienígenas y seres fragmentados.
Una de sus temáticas más recurrentes era la presentación de la mujer nueva, esa que puede vivir independiente. Que es libre y lucha por justicia e igualdad.
Por si fuera poco, Hannah Höch denunció continuamente las tropelías de una sociedad machista y misógina.
A su vez, habló abiertamente sobre la androginia y el amor lésbico, cosa que conocía de primera mano, pues se consideraba bisexualidad.
Fue una de las pocas mujeres miembros reconocidas por el Dadaísmo.
Tal vez uno de sus mayores legados, sea que ofreció una antítesis refrescante a las construcciones machistas del movimiento.
Sus fotomontajes poseen visiones caleidoscópicas de la cultura alemana durante la era de entreguerras, a menudo desde una perspectiva feminista queer.
En 1937 sufriría la ira nazi por su «extremismo» y su considerado arte degenerado ; por lo que tuvo que exponer en el extranjero.
Hanna Höch moriría el 31 de mayo de 1978, en su amado Berlín y sería para siempre, la más grande dadaísta.