El impacto de la obra de Vasili Kandinsli ha permeado en más de un espíritu artístico a través de los años, uno de ellos fue el de Richard Mortensen, pintor y escultor danés que reinventó la pintura abstracta.
Fundador de la asociación de artistas Linien –grupo dedicado al arte abstracto y el simbolismo, activo de 1930 a 1940–, Mortensen nació el 23 de octubre de 1910 en Copenhague, Dinamarca.
Inspirado en una etapa de renovación cultural, en la que el arte se encontraba en fase de experimentación con el uso técnico e intelectual de formas y símbolos, y tras su paso por la Real Academia danesa de Bellas Artes, Richard se dejó guiar por el lenguaje de la pintura abstracta.
Hacia 1937 viajó a París y conoció a los pioneros del surrealismo: Roger Vitrac, Gala Dalí, Michel Leiris, Antonin Artaud, Rymond Queneau y André Masson, experiencias que lo dotaron de una nueva visión pictórica.
Mismas que, con el tiempo, lo llevaron a incursionar en el arte “concreto”, que se caracteriza por las obras en gran formato, los colores claros y el uso de superficies brillantes.
Dicho estilo era la apuesta principal del galerista Denise René, con quien Mortensen y su amigo Robert Jacobsen llevaban una estrecha relación.
El trabajo de Mortensen fue elogiado y reconocido numerosas veces, entre ellas con el Premio Evard Munch 1946, Premio Vasili Kandinski 1950 y la Medalla Bertel Thorvaldsen.