La propuesta artística del cubano Raúl Cordero es una bocanada de aire fresco pues siempre invita, de una u otra forma, a tomarse unos minutos para disfrutar y asimilar cada obra.
Las creaciones de Cordero, sin importar el formato del que estemos hablando, lo que buscan es brindar calma al espectador y ayudar a desacelerar el ritmo de la vida diaria.
Actualmente para los artistas es verdaderamente difícil (nos atrevemos a decir que casi imposible) crear obras significativas debido a que nos encontramos en una era en que la atención del espectador está dispersa en varios medios y tecnologías simultáneamente.
Para lograr dicho objetivo, el cubano suele yuxtaponer texto e imágenes abstractas en su práctica.
El artista creó un alfabeto especial compuesto por símbolos casi ilegibles para jugar con el cerebro humano y obligar a los espectadores a demorarse más para descifrar su mensaje.
Lo anterior se debe a que Cordero cree que la era digital ha reconfigurado por completo el cerebro humano, así que obliga al público a concentrarse más pues se ha acostumbrado a realizar múltiples tareas.
Y es precisamente por esta razón, la de contar con una fresca y sumamente atractiva propuesta artística, que Raúl Cordero presentará del 8 de abril al 4 de mayo una nueva (y bellísima) instalación pública en Times Square de Nueva York.
The Poem consiste una torre de aproximadamente 6 metros de largo que presenta una cascada de laurel de montaña, la cual esconderá un haikú iluminado en su interior.
Jugando con la arquitectura y la energía de Times Square, Raúl Cordero decidió ofrecer a las personas un respiro en forma de poesía y naturaleza.
Instalación The Poem. Fuente: Times Square Arts
El reconocido poeta Barry Schwabsky fue el encargado de crear el haikú hecho específicamente para esta instalación.
Los espectadores también podrán percatarse que los personajes de la pieza se iluminan en bombillas incandescentes de luz negra adheridas al interior del follaje, algo que resulta sencillamente cautivador.
El proyecto de Cordero está inspirado y dedicado a su compañero cubano y poeta Reinaldo Arenas, un exiliado que luchó contra el SIDA pero que se suicidó en 1990.
Arenas escribía poemas mientras estaba sentado en un árbol cuando era niño, un pasatiempo que inspiró la sensación de altura y follaje de la instalación de Raúl Cordero.
Este artista pasó sus últimos años trabajando en la ciudad de Nueva York, viviendo a solo dos cuadras de la ubicación de The Poem, poética obra que busca cambiar el día a día de las personas.