Elisabeth Rist, quien todo mundo conoce como Pipilotti Rist, es una reconocida artista suiza cuyas instalaciones de luz y video resultan fascinantes debido a que exploran el cuerpo humano, la feminidad y la naturaleza.
Primero fue conocida en Suiza por su videoinstalación I'm Not the Girl Who Misses Much, de 1986, pero su salto a escala internacional se dio a mediados de la década de 1990 con las videoinstalaciones Sip My Ocean (1996) y Ever is Over All ( 1997).
Como artista Rist destaca por llevar a cabo complejas, sorprendentes e intrigantes instalaciones que combinan video, luz, sonido y diseño.
Es famosa por centrarse en el cuerpo humano, además de temas familiares y domésticos en los que distorsiona y llega a apropiarse de nuevos contextos de formas realmente creativas.
Sip My Ocean, 1996. Pipilotti Rist. Fuente: Guggenheim Museum

Su más reciente instalación Nordic Hiplights (2022) puede ser definida como una maravillosa extensión de su universo artístico.
Para dar forma al mismo, Pipilotti Rist decidió tomar un elemento cotidiano, en este caso un tendedero, para después solo usar ropa interior blanca para ambos sexos y luego transformarlo en una hermosa cadena de luz.
Resulta sumamente interesante cómo cada prenda de esta obra funciona como una especie de foco, por lo que la luz que desprende resulta lo suficientemente atractiva como para hipnotizar a los espectadores.
Nordic Hiplights, 2022. Pipilotti Rist. Fuente: Ekebergparken

Al convertir la ropa interior en lámparas que cuelgan sobre el espectador, Rist eleva, de forma sumamente poética, el significado de las prendas íntimas, las cuales resultan familiares para cualquiera.
Esta pieza resulta sencillamente genial debido a que saca del contexto privado prendas de vestir que suelen mostrarse solo en la intimidad, por lo que resulta, hasta cierto punto, extraña.
Con Nordic Hiplights, Pipilotti Rist explora de manera desvergonzada y sarcástica una importante y estigmatizada parte del cuerpo humano, que es el centro de la vida y del placer pero también del dolor.
La ropa interior no debe seducir ni decorar, sino disfrutarse en su estado práctico y original, como algo funcional y cotidiano, resaltado y elevado por el resplandor de las lámparas sobre las que se montó cada pieza.